10/6/07

Identidad

Identidad
Ser Mexicano de Aquí y de Allá.
Antonieta Mercado

Junio 2007, Revista MX Sin Fronteras


En diciembre pasado llegué a la Ciudad de México a visitar a mi familia, después de casi un año de no haber ido al terruño. Una amiga mía nacida en estos lares, me acompañó, porque quería visitar el centro de México, atraída por las mil y una actividades y atracciones que ofrece la ciudad. Justamente cuando llegábamos, vía el metro a la explanada del Zócalo, caminando hacia la gigantesca asta bandera de la plaza de la constitución, mi amiga me dijo que esta experiencia era muy interesante para ella. Sobre todo porque por primera vez, vivía la experiencia del mexicano como miembro de una nación, no solo de un grupo étnico o minoría, como es el caso en Estados Unidos.

Mi amiga nació en Ilinois, y dice que en los últimos años, su pueblo, que había sido más o menos uniforme en población blanca y negra, se estaba llenando de Latinos, especialmente mexicanos.

Para mí, fue algo revelador. Muchos de ustedes podrán decir que ya se habían percatado de esto, pero también para muchos de nosotros que crecimos en un solo país y que emigramos ya en la vida adulta, nuestra identidad está íntimamente relacionada con nuestro sentimiento nacionalista, alimentado este por las instituciones que promueven la cultura y los valores sociales propios de un determinado país.

Bajo esta perspectiva, la identidad está íntimamente relacionada con la nacionalidad, aunque sean cosas distintas. Muchos de nosotros que crecimos en México, y que únicamente en la última década hemos experimentado la vida binacional, la mexicanidad la entendíamos como si fuese algo inherente, un derecho y práctica indiscutible de nuestra comunidad, un estado del ser.

Sin embargo la identidad es variable y se construye día con día, de acuerdo a las circunstancias, a los obstáculos, a la gente, a las fronteras, a las instituciones, a los gobiernos. Esa fue una gran lección para mí, porque siendo la identidad algo que me apasiona como objeto de estudio, no había reflexionado seriamente que la mexicanidad en México es nacional, mientras en los Estados Unidos es étnica, o multi-étnica para decir la verdad. En cierto sentido, es una identidad territorial, pero tampoco constreñida por los límites fronterizos, porque va más allá de éstos.

El sociólogo, Manuel Castells dice que la identidad tiene tres componentes: la identidad como legitimación, que viene de arriba hacia abajo promovida principalmente por instituciones que buscan consenso; la identidad como resistencia, que es proyectada por actores que se encuentran en situaciones de desventaja y muchas veces de sobajamiento; y la identidad como proyecto, que es la que se construye cuando los actores sociales elaboran un sentido del ser a partir de los elementos culturales que tienen a su alcance. Generalmente la identidad como proyecto también tiene elementos de las otras dos, pero es algo más, es como Castells lo dice: un proyecto. Y un proyecto siempre implica dedicación y trabajo.

Esto me hizo pensar en las organizaciones mexicanas en el exterior, en los activistas, los escritores, los miembros de la comunidad que se organizan en torno a un proyecto en común, y en su relación con los dos países, México como Estados Unidos. Por un lado, muchas instituciones gubernamentales de ambos países, han proclamado la minoría de edad de los grupos migrantes y la necesidad de “protegerlos”, “educarlos” ,“integrarlos”, “hacerlos ciudadanos”, “administrar sus remesas”, etc .

Por otro lado, también están los grupos de migrantes que se sienten acosados (las más de las veces con razón) por las fuerzas del estado y de la cultura dominante, sobre todo en su lugar de residencia y se aferran o descubren su identidad nacional como defensa. Esto a sabiendas de que esta identidad también es huidiza y en cierto momento, fue opresiva, pues muchos, paradójicamente, identificándose como nacionales mexicanos, tuvieron que emigrar en busca de un futuro mejor para su familia y para su nación.

La identidad como proyecto es más flexible, es digamos, un estado intermedio en el que las instituciones son invitadas por el actor social (en este caso el migrante), pero su legitimación no es indispensable para la existencia de los migrantes, y si es cierto también que muchos de estos grupos se crearon de forma reactiva para “resistir”, a partir de esa resistencia la identidad se ha modificado. También en este caso, mientras se construye el proyecto de identidad, la alienación inicial es más llevadera, pues está alimentada con la solidaridad de pertenecer a un grupo, a una comunidad.

El hecho de que existan foros de reflexión sobre la identidad, en este caso la identidad Mexicana en ambos lados de la frontera, tiene algo provechoso. Interroga formas tradicionales de pertenencia. No se pertenece exclusivamente a un sitio, y tampoco se abandona el otro. Las actividades binacionales del migrante mexicano, son un desafío para las nociones de nacionalismo a la antigüita. Es decir, el migrante se mueve entre dos nacionalismos y entiende a la perfección sus mitos, sus leyendas, sus historias. Al entenderlos los cuestiona, los modifica y los adapta para su vida. No se integra en un lado, para desintegrarse en el otro, sino que vive los dos lados simultáneamente.

Esto no quiere decir que la identidad de los que están de un solo lado del nacionalismo esté en peligro. Muchos no han tenido la oportunidad de salir físicamente de su territorio, o si lo han hecho, no se han dado la oportunidad de vivir una doble o triple identidad. Eso sí, con el contacto con migrantes, la identidad exclusivamente nacionalista se enriquece, se elabora, se abre a otras identidades y costumbres. La identidad como legitimación, o de arriba hacia abajo, o la de resistencia, que es más cerrada y coyuntural, puede convertirse en una identidad como un proyecto, abierto a nuevas expectativas y formas solidarias de organización y entendimiento humano. Los migrantes somos agentes constructores de este proyecto de identidad que más y más, define el mundo de nuestros días.


Antonieta Mercado es estudiante de doctorado en Comunicación en la Universidad de California en San Diego.

http://www.mxsinfronteras.com/mx42textos_publicados/mercado.html

10/5/07

Accion Afirmativa/ John Rawls y la Loteria Natural




Acción Afirmativa
Rawls y la Lotería Natural.

Antonieta Mercado

Domingo 19 de enero 2003
La Opinión, Los Angeles, CA.

El 24 de noviembre pasado murió John Rawls, profesor de filosofía en la universidad de Harvard y considerado como uno de los más grandes representantes de la teoría política moderna. El hecho de que Rawls fuera nuestro contemporáneo no es poca cosa si consideramos que algunos de sus antecesores en importancia fueron pensadores de la talla de Carlos Marx, John Locke o Emmanuel Kant.

Lamentablemente no es extraño que la combinación de una personalidad reservada como la del profesor Rawls y el exacerbado culto al carisma que exhibe nuestra época de excesos mediáticos, hayan influido para que su muerte (y buena parte de su vida) pasaran casi inadvertidas para las mayorías. Sin embargo, una lectura rápida del legado de Rawls a la teoría del estado moderno muestra que sus propuestas son más relevantes que nunca.

El trabajo más importante de Rawls fue “Una Teoría de la Justicia” que a partir de su aparición en 1971 desató debates en muchos ámbitos sociales sobre los derechos humanos y la igualdad. Rawls era un moderno contractualista, es decir, concebía el origen moral de la sociedad como un conjunto de individuos que celebran un contrato original, antes de entrar en el cuerpo social. La diferencia entre Rawls y los contractualistas clásicos es que este contrato no solamente garantiza la seguridad de la vida de los individuos a través de el Estado, sino que decide el sistema de justicia que se ha de administrar en la sociedad que se forma. Rawls creía firmemente en la capacidad de raciocinio del ser humano, por eso su teoría de la justicia tenía como base moral el precepto de la “posición original”.

Según Rawls desde la llamada posición original, los seres humanos decidían las normas que regularían la distribución de la riqueza y el poder en la sociedad. La singularidad de este contrato es que las decisiones se tomarían bajo el llamado “velo de ignorancia” es decir, las personas no saben de antemano si serán pobres o ricos, o a qué raza o género pertenecerán o cuánto poder tendrán en la nueva sociedad. Los individuos al desconocer su rol social futuro, racionalmente preferirán una mejor distribución del poder y de la riqueza al considerar que podrían entrar en el estrato social menos favorecido.

Rawls argumentaba que la clase social en la que un individuo nace, así como la educación que recibe y las oportunidades a las que accede determinan la habilidad y los talentos con que este individuo se desenvolverá en la vida, en algo así como una “lotería natural”. El trabajo de una sociedad justa es garantizar no solamente la libertad de todos los individuos para ser lo que quieren ser, sino reconocer esta “lotería” y garantizar oportunidades para nivelar estas desigualdades, incluso si las oportunidades son desiguales. Esta idea de oportunidades desiguales para los menos favorecidos es uno de los fundamentos de la política de Acción Afirmativa implementada a partir de las luchas por los derechos civiles de finales de los años sesenta y principios de los setenta.


Rawls reconocía que la “igualdad de oportunidades” y la moralidad de la supervivencia del más apto que proclaman los utilitaristas, no beneficia a la sociedad ya que prolonga desigualdades y la sociedad deja de ser justa. Esta injusticia estriba en que la igualdad de oportunidades beneficia a quienes tienen mayor acceso a ellas porque llegaron primero o porque se enteraron antes, como producto de la posición en la sociedad que les otorgara la lotería natural. Esta era su crítica a la economía de mercado y al utilitarismo filosófico que la sustenta.

Para Rawls ni siquiera la capacidad de un individuo le hacía moralmente acreedor a mayores oportunidades, ya que la capacidad está determinada por todas las condiciones de la “lotería natural”. Por lo tanto era un compromiso con la justicia el garantizar que todos los miembros de la sociedad tuvieran libertad así como reconocer el principio de la diferencia para que las desigualdades económicas y sociales garanticen mayor beneficio a los menos aventajados.

Recientemente se ha desatado una polémica respecto a la pertinencia de conservar las leyes de Acción Afirmativa que otorgan ventajas a minorías históricamente desfavorecidas en este país para ingresar a instituciones laborales y educativas. La Suprema Corte decidirá el destino de esta ley al deliberar dos casos de estudiantes blancos que demandaron a la Universidad de Michigan, por no haber podido ingresar en esa institución. Estos estudiantes argumentan que con sus calificaciones pudieron haber fácilmente ingresado a la universidad de no haber sido porque las políticas de Acción Afirmativa favorecieron a algunos estudiantes pertenecientes a minorías con menos méritos académicos que ellos. Como consecuencia los estudiantes minoritarios están en el programa al que ellos querían ingresar.

Lo que decida la Corte en estos dos casos afectará el futuro de Acción Afirmativa en todo el país, pues uniformará los criterios de aplicación de esta ley.

El abandono de las políticas de acción afirmativa por parte del gobierno de California en 1997 produjeron una abrupta caída en la matriculación de estudiantes de las minorías en las escuelas públicas en los años siguientes. Es tan evidente esta disparidad que el sistema de la Universidad de California ha adoptado algunas medidas no oficiales para recuperar la diversidad en su estudiantado y así tratar de reflejar la composición de la población del estado en el que más de la mitad de los habitantes son de alguna minoría.

Si la Suprema Corte otorga la razón a los estudiantes en contra de la universidad de Michigan, entonces la época de la acción afirmativa habrá terminado en toda la unión americana. El mensaje de la Corte seguramente sería que esas desiguales políticas ya no son necesarias y que la sociedad por fin ha alcanzado el tan deseado nivel de igualdad de circunstancias para enfrentar la igualdad en la competencia y que las minorías al fin ya no están en desventaja ni económica, ni cultural, ni racial ni política, es decir que ya no hay lotería natural y todos somos iguales para competir.

Un reciente estudio del Instituto de Justicia y Políticas Públicas (Justice Policy Institute) demuestra que de 1985 al año 2000 el estado ha invertido más dinero en encarcelar a personas de la raza negra que en su educación, en contraste ningún blanco ha entrado en disputa legal para reclamar un lugar en la cárcel. Un paseo por las universidades y otro por las cárceles de este país nos obligarían a reconsiderar las propuestas de John Rawls, y a compartir la enorme responsabilidad de vivir la misma época en la que él vivió y responder, si no con su enorme creatividad, sí con un poco de sensatez respecto a la tan deseada justicia social a la que todos aspiramos.

Antonieta Mercado se especializa en comunicación y análisis político.

10/1/07

Identidad Latina/Mitos y Realidades

Señas de identidad latina
Mitos y realidades
Antonieta Mercado
Marzo, 2004

Publicado Originalmente en La Nueva Era,
Los Angeles, California, 15 de marzo 2004


Los inmigrantes en Estados Unidos decidieron llegar a este país porque sus países de origen se volvieron intolerables, por eso una vez aquí, deben olvidarse de sus orígenes y adoptar la cultura dominante para lograr así el sueño americano. Más o menos en eso consiste el mito de la integración o “melting pot”, que estipula como requisito fundamental rechazar la cultura propia y adoptar la del país huésped. Es claro que esto es solamente un mito y que este país está constituido por tantas creencias, valores e idiosincrasias como grupos de inmigrantes. Si bien de los colonos de Inglaterra que llegaron en el Mayflower, deriva una gran parte de la identidad cultural de esta nación, aquellos fueron seguidos por olas más o menos constantes de inmigrantes alemanes, turcos, irlandeses, italianos, judíos de todas partes del mundo, indios, asiáticos y latinos. Para no hablar de los esclavos negros que fueron traídos de Africa para los colonos y los indígenas nativos del continente. Con una composición tan diversa, la identidad americana ha sido comprensiblemente difícil de definir.

El politólogo Seymour Martin Lipset declara como el mayor componente de la identidad americana, no la tradición como en casi todos los países de occidente, sino el liberalismo y su consecuente individualismo. El liberalismo ha creado una identidad futurista, en la que se supone que los individuos que integran esta sociedad trabajan para el futuro.

Los Latinos en Estados Unidos, por otra parte constituimos un grupo cultural en el cual la tradición y el pasado juegan un papel muy importante tanto para la cohesión interna como para la integración. En las comunidades latinas, la familia más que los individuos, ha probado su fortaleza al sobrevivir las vicisitudes de la migración y de la existencia en dos lugares distintos. Muchas organizaciones de migrantes latinos funcionan como una extensión de estas familias.

En las últimas décadas, la población latina ha crecido hasta convertirse en la primera minoría de este país. Mucho de este crecimiento se debe a la migración, sesenta por ciento de los latinos son inmigrantes. Con este crecimiento también ha aumentado el uso del idioma español, que se reproduce y cambia tanto en los medios de comunicación hispanos como en la familia, la escuela y la sociedad, haciendo de este país el quinto en el mundo de habla hispana, después de México, Argentina, España y Colombia.

Samuel Huntington politólogo conservador, en un artículo llamado “El Desafío Hispano” publicado recientemente en la revista Foreign Policy, definió la identidad Americana como el apego a la religión protestante, a los valores anglosajones y al uso del idioma inglés. En su artículo Huntington argumenta que los latinos, especialmente los mexicanos por ser el grupo más numeroso, constituimos una amenaza para la democracia de este país, principalmente por la conservación de la religión católica y el idioma español. Otras razones que esgrime en contra de los latinos son la fuerte identidad cultural, la fortaleza de la familia y “la razón histórica” de que los mexicanos puedan reclamar los territorios perdidos durante la guerra México-Estados Unidos de mediados del siglo XIX. En su categorización, Huntington sugiere que los latinos no han adquirido la identidad americana, porque no han repudiado la propia, y en esto supuestamente consiste la amenaza latina.

La tradición, la cultura y los valores han sido importantes para los inmigrantes latinos, en ciertas circunstancias les han permitido adaptarse a la diferencia y transformar a las sociedades receptoras adaptando valores y costumbres, sin abandonar del todo los propios.

Ciertamente el argumento de Huntington va en camino de crear un enemigo en donde no lo hay y la fabricación de demonios, como el propio Huntington lo dijo en otro de sus trabajos, sí ha formado parte del imaginario americano por lo menos durante el pasado siglo. La “integración pacífica” que sugiere Huntington cuando se refiere a los primeros inmigrantes europeos, es un deseo utópico de homogeneizar el pasado para convertirlo en mito. La integración vía humillación y satanización, nunca ha garantizado la convivencia pacífica ni la fácil definición del tan difícil concepto de la identidad americana.

8/27/07

When did I become an old fart?

The topic of last party at a dear friend´s house was the horrific: "getting old". 

7/29/07

Dante, soy Beatriz: Acerca de la Mirada Femenina.



'Dante and Beatrice', 1883, by Henry Holiday (1839 - 1927)



Dante, soy Beatriz: Acerca de la Mirada Femenina.
Antonieta Mercado


Dicen que Dante vio a Beatriz por primera vez cuando los dos tenían tan sólo nueve años. Después de este encuentro, él quedó prendado de su belleza y no la volvió a ver sino nueve años después, cuando se volvieron a cruzar sus pasos cerca del Ponte Vecchio en Florencia. En este segundo encuentro ella ya era una “donna” pues estaba casada.

La imagen de Beatriz quedó plasmada en la mente de Dante para siempre al grado de que fue la única mujer de la que dejó testimonio. Ni siquiera habló en sus obras de su esposa ni de sus amantes, que según Bocaccio, lúdico cronista y contemporáneo de Dante, fueron muchas.

Esa fue la impresión de deslumbramiento que le dejó la belleza y presencia de Beatriz a Dante, quien nunca cuenta haber sido visto por Beatriz que se dejó ver algunas ocasiones más, siempre acompañada de alguien, hasta que la temprana muerte la arrebató de las calles de Florencia y de la mirada indiscreta de Dante. Beatriz se convirtió así en la mujer ideal que guió a Dante por los cielos de su Divina Comedia.

Me pregunto que habría sido de la historia si Beatriz hubiera visto a Dante, o mejor aún, si además de verlo, ella hubiera dado cuenta del hecho, si hubiera utilizado la palabra para describir a un Dante desconocido para nosotros. Sin duda la historia hubiera sido distinta, conoceríamos a un Dante visto por una mujer y no solamente los testimonios del chismoso y divertido Bocaccio. Pero el silencio y la modestia de Beatriz eran importantes para su postrer glorificación en una sociedad en la que lo femenino era un objeto para admirar, glorificar o vituperar.

Han pasado muchos siglos desde la historia de Dante y Beatriz, ahora las mujeres podemos ver a los demás, incluso tenemos un día internacional de la mujer que nos reconoce y nos halaga una vez al año. Sin embargo me pregunto si esa capacidad de ver entraña el sentido de la mirada femenina. Los medios de comunicación y el cine de Hollywood nos atiborran todos los días de imágenes de mujeres “liberadas” que interactúan en un escenario más moderno que el del Renacimiento de Dante. Sin embargo, no vemos en éstas imágenes la proyección del ojo femenino, la gran mayoría de las mujeres seguimos tan ciegas como Beatriz y tan lejos de acercarnos a la comprensión del otro como ella.

En las películas, aún las más eróticas y “atrevidas” aún tenemos que deslizar la mirada a través de una cámara (probablemente manejada por algún hombre) que nos muestra predominantemente cuerpos femeninos. La literatura está plagada de este imaginario y casi siempre nos topamos con el hecho de que hasta los más osados personajes femeninos tienen que pagar el precio de la desnudez ante la mirada inquisidora masculina que les describe o les desconoce para que el atrevimiento liberador valga la pena.

Recientemente presenciamos una cadena de jovencitas universitarias “liberadas” exhibiendo senos y traseros enfrente de aficionadas cámaras de video que después se tornan en lucrativos videos pornográficos cuya venta se anuncia de noche, junto con los comerciales de la cerveza Budwiser.
El otro día, me recomendaron para contrarrestar mi permanente escepticismo que leyera un libro aparentemente serio sobre chamanes. Accedí a la recomendación con gusto, sin embargo inicié la lectura con mis acostumbradas dudas. Tan pronto había pasado algunas hojas, comencé a ver lo que era la vida un prominente chamán Yaqui quien decía que las mujeres chamanas eran mucho más poderosas que los hombres, aquí yo ya me interesaba en la lectura que me había parecido un tanto fantasiosa.

Cuando el autor, un hombre, describe su encuentro con una chamana, no tardó en empezar a describir detalles de su desnudez y su cuerpo firme y joven, nuevamente la mujer tenía que pasar por la prueba de la desnudez frente al ojo del hombre para mostrar su poder. Yo me quedé esperando una descripción similar de algún chamán masculino. El autor sólo aludió “tenía piernas fuertes para atravesar el desierto”.

No es difícil encontrar en literatura ejemplos similares, incluso en escritos de mujeres que emulan las descripciones masculinas sobre emociones propias. Sin embargo, la descripción de lo masculino a partir de lo femenino aún resulta coja, incompleta, timorata. Aunque ya haya ejemplos, sobre todo en la poesía, que es el arte más visual de la palabra.

No intento argumentar que el cuerpo desnudo es pecaminoso como lo han dicho muchas culturas extremistas en donde se obliga a la mujer a cubrirse con pesados y oscuros trajes para que no se “comercialice su imagen”. Pero debajo de esos trajes, su cuerpo sigue sin pertenecerle, ni qué decir de su mirada. Por el contrario, recuperar el cuerpo ha sido una de las conquistas del feminismo occidental, el problema es recuperarlo para qué.

En la sociedad occidental se contrarrestan los argumentos en contra de la cosificación de las mujeres en los medios de comunicación con la idea de que la mujer ejerce la libertad de mostrar su cuerpo a voluntad. Si esto fuera liberador, no tendría por qué ser malo. Pero en una época en la que las operaciones de senos e inyecciones de botox prometen a las mujeres volverse apetecibles para incitar el deseo del otro y así poder sentir su propio deseo, esta liberación resulta incomprensible, pues sigue dependiendo del ojo patriarcal que a voluntad mira, desea o libera.

Muchas mujeres en la actualidad han caído en la trampa de las imágenes de revistas y se sienten más presas que nunca de las dietas, la edad y la cirugía; para obtener la aprobación de la mirada del otro. Algunos hombres también empiezan a caer en este remolino del mercado de la imagen, ojalá que no lo hagan.

En las aberraciones de este asalto a la imagen femenina, presenciamos en los noticieros hace algunas semanas a una desquiciada mujer en Texas, que enfurecida atropella con el auto y mata a su mancornador marido, quien le había pedido operarse los senos y procurarse una imagen más esbelta y juvenil como condición para recuperar su atención.

Las mujeres hemos visto primordialmente con el ojo masculino, hemos escrito y expresado el amor con palabras masculinas, hemos callado también para ganarnos un lugar en lo público. En cierto momento imitar lo masculino nos catapultó de la esfera privada a la esfera pública, un ámbito que sigue siendo masculino. Ahora es preciso dejar de imitar y rediseñar lo social, lo político, lo erótico para poder recuperar la mirada, dejar de ser cosa, y evitar ante todo la cosificación del otro.

La llamada liberación femenina con su celebración anual será una fantasía si no va acompañada de una nueva forma de recuperar la vista y la palabra. De no ser así, en esta falsa representación de la conciencia, corremos el riesgo al igual que Beatriz, de olvidar que existe una contraparte por descubrir: lo masculino, que aun no pasa la prueba de nuestros ojos.

Originalmente publicado en el diario La Opinión de Los Angeles, el 9 de marzo del 2003.

7/22/07

Migrantes Mexicanos, La Apuesta Binacional

Photo by Antonieta Mercado. Tijuana-San Diego Border



La Apuesta Binacional
Antonieta Mercado


Originalmente publicado en La Nueva Era,
Los Angeles, CA. 29 de Febrero, 2004


Contrario a lo que suele creerse los inmigrantes construyen esferas sociales, culturales, cívicas, políticas e incluso recreativas en las que incorporan elementos de su cultura original y de la cultura dominante en el país huésped, creando con esto organizaciones y comunidades que facilitan su funcionamiento en la sociedad receptora, sin necesidad de concebir la integración como una manera de romper con sus orígenes y adoptar las costumbres del lugar de residencia.

A medida que los medios de transporte y comunicación se tornan más eficientes, la disyuntiva de escoger entre el país de origen y el de destino, es menos relevante, permitiendo la viabilidad de comunidades binacionales, que mantienen vínculos con los lugares de origen y destino de sus habitantes.

Un ejemplo ilustrativo del fenómeno binacional, es la organización de clubes de oriundos entre los mexicanos residentes en Estados Unidos. Los integrantes de los clubes de oriundos, tienen como característica una prolongada o definitiva estancia en el país huésped. Por otra parte, su experiencia migratoria ha sido lo suficientemente larga para crearles la necesidad de buscar vías de participación social, cívica y cultural. Los inmigrantes temporales o con menos años de residencia en este país, no se organizan en asociaciones en la misma medida que otros con residencia prolongada o definitiva.

Razón de Ser de los Clubes de Oriundos

Según Felipe Cabral, presidente de la Federación de Clubes de Zacatecanos del Sur de California, organización que cuenta con clubes que iniciaron sus actividades desde hace más de treinta años en la ciudad de Los Ángeles, la principal razón de ser de los clubes es mejorar la calidad de vida en las comunidades del país de origen, para que “los paisanos que se quedan allá no sufran las carencias que nosotros sufrimos”. Sin embargo, la organización en las comunidades en Estados Unidos genera un enorme potencial humano nada desdeñable si se toma en consideración que muchas veces los migrantes son vistos como grupos carentes de facultades para la participación cívica.

El desarrollo que han propiciado los inmigrantes mexicanos en algunas de sus comunidades de origen es indudable: se han construido caminos, escuelas, presas, puentes, obras públicas, se han remodelado edificios, plazas, centros cívicos y religiosos, incluso se han construido estadios en pueblos alejados de las grandes ciudades. Si en estas comunidades los clubes de oriundos han propiciado el desarrollo económico, sus esfuerzos de organización en las comunidades receptoras, han generado la creación de redes de ayuda que tienen el potencial de activarse en situaciones de necesidad, como ya lo hicieron al enfrentar políticas antiinmigrantes como la propuesta 187 en California a mediados de la pasada década, o en movilizaciones más recientes como la Marcha por los Derechos de los Inmigrantes, que atravesó el país y llegó hasta Washington, o el recién anunciado Programa de Trabajadores Temporales en la Casa Blanca, evento al que fueron invitados varios líderes de los clubes de oriundos.

Estas redes que se forman como consecuencia de la actividad filantrópica, pueden propiciar un nuevo concepto del desarrollo cívico, una vía para indirectamente involucrarse en la vida social, cultural y política de sus lugares de residencia.


Preservación de la Cultura

Las principales actividades locales de clubes y federaciones tienen que ver con la preservación de la cultura y los valores sociales y familiares, tales como la organización de fiestas cívicas y religiosas a las que se convoca a toda la comunidad. Desde luego se realizan actividades para recaudar fondos y así concretar las obras antes citadas, estas actividades van desde banquetes, rifas, hasta el establecimiento de concursos de belleza o competencias deportivas que a la vez integran a miembros de la segunda generación de inmigrantes ya nacidos aquí.

Dentro de las actividades locales de los clubes, existen las relacionadas con necesidades que la comunidad inmigrante enfrenta en el país huésped, tales como falta de atención médica o ayuda en caso de emergencias, como la muerte de algún familiar o amigo, así como también la asesoría en cuestiones legales y migratorias. Recientemente, la Federación de Zacatecanos instituyó un fondo de becas para estudiantes que necesiten terminar su carrera. También existe ya un fondo especial para proporcionar despensas mensuales a familias necesitadas aquí en Estados Unidos.

Estas actividades, con frecuencia pasan inadvertidas para el resto de la población, pues los principales medios de comunicación no las reportan en su cobertura, pero esto no quiere decir que no estén sucediendo. Así como a lo largo de varias décadas, llegó un momento en que el trabajo de los clubes de oriundos en sus comunidades de origen ya no pudo ser ignorado por el gobierno y los medios, está llegando el momento en que las actividades locales y transnacionales de los migrantes aquí en Estados Unidos, alcancen notoriedad y se aprecie su importante contribución a la vida cultural y cívica de esta nación.

(Una versión de este artículo apareció en la Revista MX Sin Fronteras del mes de Abril que se publica en Chicago Ilinois).

Migrantes Mexicanos y Democracia Transnacional

Migrantes mexicanos y democracia transnacional

Publicado originalmente en el quincenla La Nueva Era
Los Angeles 15 de Febrero, 2004

Antonieta Mercado

Los desplazamientos de población de un país a otro, contemporáneos de la llamada globalización, han traído consigo actividades poco usuales en distintas áreas de la vida. Uno de los fenómenos más interesantes, propios de las comunidades inmigrantes es el llamado transnacionalismo, que se extiende a todos estos ámbitos de la vida del inmigrante, y que da lugar a la creación de una esfera de intercambio entre el país de origen y el país huésped. Este intercambio se realiza a través de innumerables interacciones personales, económicas, sociales, culturales y desde luego, políticas.

En el caso de los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos, la existencia y expansión de los llamados “clubes de oriundos” ilustra este fenómeno transnacional. Los clubes de oriundos son organizaciones filantrópicas y voluntarias que se encargan de conservar y fortalecer los lazos entre los pueblos de origen y las comunidades de destino de los inmigrantes. En Estados Unidos hay aproximadamente un millar de estos clubes de mexicanos, 250 de éstos en la ciudad de Los Ángeles. Muchas de sus actividades tienen que ver con la realización de obras y mejoras en la comunidad de origen, así como el envío de remesas y la creación de programas como el 3x1, en los que por cada dólar que envían los inmigrantes para realizar obras públicas, el gobierno federal, estatal y municipal en México, añaden otro.

En la comunidad receptora, los clubes de oriundos organizan actividades culturales y de recreación para preservar los valores familiares y sociales, así como para fortalecer los lazos comunitarios entre sí. Asimismo, estas agrupaciones ejercen funciones de seguridad social como la recaudación de fondos para atenuar la falta de recursos de los inmigrantes en cuestiones de salud y emergencias, como la muerte de familiares o amigos.

A medida que los clubes de oriundos y sus actividades (sobre todo el envío de remesas) han cobrado relevancia, la demanda por la participación política en las comunidades de origen en México ha aumentado también. Muchos opositores a esta demanda argumentan que la política que quieren ejercer los inmigrantes está orientada por la “nostalgia” de la tierra y que sería mejor que participaran en el lugar en donde viven. Aunque mucho hay de esa nostalgia, lo cierto es que existe un motivo bastante pragmático en la lucha por los derechos políticos a distancia: el de ejercer estos derechos en donde se es ciudadano y así recobrar cierto poder de negociación y salir de la posición marginal a la que conduce el movimiento y adaptación de un país a otro.

Los inmigrantes al trasladarse del Estado emisor al receptor, pierden sus derechos políticos fundamentales como el de votar y ser votados. Muchos de ellos jamás recuperarán estos derechos por distintas razones, pero la principal es el largo camino que implica la legalización e incorporación ciudadana a la comunidad receptora, así como los lazos que se siguen manteniendo con el estado expulsor. En un continente como el americano en el que la democracia es un valor fundamental, resulta paradójico que exista una población flotante de millones de inmigrantes que se encuentra incapacitada para ejercer derechos ciudadanos, máxime cuando la influencia de estos inmigrantes es clara sobre todo en el ámbito económico y de intercambio cultural.

El no tener derechos políticos para los inmigrantes implica no tener voz, no tener representación y el hecho de que siempre tendrán que ser representados a través de terceros, convirtiéndose así en ciudadanos del limbo, desplazados de los ámbitos de ejercicio democrático, comúnmente ignorados y sujetos a todo tipo de vaivenes y cambios sociales. Nadie podrá negar que ser inmigrante en Estados Unidos y no tener influencia política, es un estatus riesgoso después del 11 de septiembre.

Los logros y conquistas de cualquier grupo o movimiento social no se alcanzan solamente con la incorporación silenciosa e individual a través de las generaciones, muchos de estos logros se alcanzan subvirtiendo el orden, demandando que se reconozcan las prácticas que ya se dan de facto. De la costumbre nacen la mayor parte de las leyes. Sin duda resultará interesante la manera en que las actividades de los inmigrantes den forma al ejercicio de la democracia moderna.

7/21/07

Nueva Ola Anti-inmigrante en California 2003

California: Nueva Ola Anti-inmigrante en California
Antonieta Mercado

Agosto 2003


La recesión en la economía, el difícil camino hacia la recuperación, y sobre todo la lucha anti terrorista que comenzó a partir del 11 de septiembre del año 2001, han trazado el escenario propicio para el surgimiento de otra ola de discriminación en contra de los inmigrantes. Muchas de estas actitudes antiinmigrantes, se han dirigido contra la población de origen Latino, y especialmente mexicano.

Las olas de discriminación en contra de inmigrantes han coincidido históricamente con periodos de incertidumbre económica o política. Ese fue el caso durante los años de la Gran Depresión cuando inmigrantes provenientes de México y ciudadanos estadounidenses de origen mexicano fueron deportados debido a los altos niveles de desempleo. Con esta medida se aseguraba que los trabajos fueran reservados para los “nativos”.

Al principio de la década de los noventa, aparejado a la recesión económica en California, comenzó un fuerte clima anti-inmigrante, especialmente enfocado hacia los mexicanos indocumentados. Buena parte de este fue propiciado por el ex gobernador republicano Pete Wilson y la infame propuesta 187 que ordenaba privar de servicios educativos y de salud a los inmigrantes indocumentados residentes en el estado. Esta propuesta fue inicialmente popular debido a que se promovió como una alternativa para evitar que los migrantes “robaran los trabajos que corresponden a los ciudadanos” y también “utilizaran los servicios públicos del gobierno”.

Si algo bueno tuvo la propuesta 187 fue que propició un poderoso motivo de organización para los latinos, generando mayores niveles de participación en la política del estado. Los mexicanos, uno de los grupos con niveles de nacionalización más bajos, comenzaron a volverse ciudadanos y a votar en las elecciones. Los niveles de movilización de los mexicanos, que componen la mayor parte de la población latina del estado, fueron en buena medida causas de que el partido republicano perdiera la gubernatura de California.

Los latinos se convirtieron en una población cortejada por políticos de ambos partidos y vista como determinante de elecciones. Sin embargo, esta aparente “luna de miel” no ha sido motivo para evitar el resurgimiento de actitudes anti-inmigrantes que coinciden con disminuciones en el auge de la economía nacional y con la emergencia económica en California.


Sin embargo, en semanas recientes, se arreció el ataque por parte de legisladores del partido republicano a la expedición de matrículas consulares de México a sus ciudadanos en Estados Unidos. La propuesta Hostettler, Gallegly y Tancredo pide restringir la expedición de documentos de identificación hecha por gobiernos extranjeros a sus ciudadanos en Estados Unidos, a condición, entre otras cosas, de que éstos gobiernos proporcionen listas de residentes al gobierno americano. La propuesta que ya fue aprobada en la Cámara baja, todavía está pendiente para aprobarse en el Senado.

Esta flagrante intromisión en asuntos de un gobierno huésped se hace con la errónea creencia de que las matrículas consulares constituyen un documento migratorio y no lo que son: un documento de identificación. Muchas agencias en este país aceptan ya la matrícula como identificación para abrir cuentas bancarias y realizar otros trámites importantes para los que se verían imposibilitados muchos mexicanos que viven aquí y que carecen de documentos oficiales de identificación.

Por otra parte, recientemente se publicó un libro llamado Mexifornia: un Estado en Transformación, escrito por un profesor de la Universidad Estatal de California en Fresno, Victor David Hanson. Este profesor, que no es un experto en migración, sino en literatura e historia militar, escribió este visceral ensayo plagado de imprecisiones.

Según él, los mexicanos han llegado a romper la supuesta armonía de la que gozaba su pueblo, llamado Selma en el norte de California, al igual que en todo el estado. Este libro no solamente es el recuento de supuestos incidentes protagonizados por mexicanos que según el autor, “irrumpen constantemente en su propiedad” sino de “irresponsables inmigrantes mexicanos que utilizan los servicios del estado y obtienen todos los beneficios de éste” como lo describe Hanson sin mostrar información empírica que lo sustente.

El autor afirma cosas tan disparatadas como la “injusticia” de que el hijo de una mujer inmigrante que nace en tierra estadounidense, es un ciudadano de este país, mientras que en México la ciudadanía no la da el nacimiento si se nace de padres extranjeros. ¡Nada más alejado de la realidad!

Hanson hace una crítica visceral del multiculturalismo, al que llama “chauvinismo étnico” y que según él, está conduciendo a California a un desastre nacional. Ni qué decir de su encono en contra del bilingualismo, otro de los demonios que denuncia, plagan a la sociedad norteamericana y tiene su origen en la migración, sobre todo la mexicana. Menciona que los inmigrantes están invadiendo el estado debido a una alianza tácita entre la derecha y la izquierda, la primera para obtener mano de obra barata y la segunda para obtener miembros en sus grupos de activistas. La immigración de México, dice, “es una bomba de tiempo que puede destruir a la sociedad entera”.

La aparición de este libro hubiera sido suficientemente inocua si no hubiera también aparecido un artículo hace unas semanas en la sección de opinión de Los Angeles Times del propio autor con el título de Mexifornia: Una Tragedia en Ciernes (Mexifornia: A Tragedy on the Making). También el citado libro se encuentra desplegado para su venta en las novedades de librerías tan importantes como Barnes & Noble.

Este ensayo encierra una profunda ignorancia sobre el fenómeno migratorio, sobre la migración mexicana en el estado y también exhibe (unas veces velada y otras abiertamente) un rechazo racista hacia los mexicanos.

Para completar el panorama, el pasado primero de agosto, agentes de migración aprehendieron y deportaron a un grupo de cinco personas que hacían fila afuera del Consulado de México en San Diego. Esta aprehensión es una clara violación a la Convención de Viena, que establece que los gobiernos sedes darán las facilidades para que los gobiernos huéspedes atiendan a sus conacionales. Esta aprehensión, aunque no se ha dicho abiertamente, tiene una clara conexión con la polémica sobre las matrículas consulares, pues las personas detenidas iban a tramitar documentación en el consulado.

Estas actitudes y hechos obtienen cierta legitimidad en este momento en el que la lucha anti-terrorista se ha convertido en buen pretexto para revivir añejos odios. Los latinos y mexicanos en el estado de California, así como en toda la nación, debemos tomar nota de estos incidentes, y utilizar nuestra fuerza política, que no sólo se constriñe a lo electoral, sino a la movilización política y la organización para contrarrestar esta incipiente ola antiinmigrante, que amenaza con convertirnos nuevamente en los chivos expiatorios de las debacles económicas y políticas del momento.

Una versión más corta de este artículo fue publicado con el nombre de ‘MEXIFORNIA’, DE VICTOR DAVID HANSON: Una profunda ignorancia, en el periódico La Opinión de Los Angeles, el 12 de agosto del 2003

7/20/07

La Television y la Guerra




La Televisión y la Guerra:
La apuesta por la empatía electrónica.

Antonieta Mercado

Marzo 2003

Una vez que comenzaron los ataques de Estados Unidos y Gran Bretaña contra Irak, las principales cadenas de televisión nacional únicamente cambiaron los alarmantes rótulos en los que anunciaban su inminencia desde hacía varios meses, por los nuevos en que se anunciaba que la guerra había comenzado.

Los bombardeos de los primeros días fueron espectaculares, las llamadas bombas inteligentes centelleaban en las tomas de noche en el cielo de Bagdad. Las imágenes del horror, del fuego y la destrucción asemejaban de manera asombrosa a las que hace año y medio circularon también por el mundo tras los ataques del S-11 en Nueva York y Washington.

La especulación sobre la posibilidad de que Sadam Husein haya muerto o haya resultado herido en el primer bombardeo, sigue siendo parte de los boletines de los medios, incluso después de las dos apariciones televisivas del líder iraquí.

Sin embargo durante varios días no hubo informes de muertes de civiles o “daño colateral” como se le llama en la jerga militar. En los primeros días del conflicto, los televidentes que buscamos información sobre las pérdidas humanas no pudimos evitar navegar ilusoriamente de un programa a otro para encontrar únicamente las imágenes de guapas anunciadoras y acicalados comentaristas que con la sonrisa a flor de labios notificaban sobre las ganancias en la bolsa de valores con la certidumbre de un posible triunfo rápido sobre Irak.

Estas eran las primeras impresiones de la guerra más anunciada de la historia: el despliegue tecnológico y la ausencia del elemento humano.

Según Antonio Damasio, neurólogo de origen portugués, la empatía es una de las emociones sociales más importantes, pues entraña la capacidad de ponerse en el lugar de los demás y sentir el sufrimiento ajeno como propio. Según Damasio, la empatía juega un papel muy importante en la elaboración de códigos de ética y leyes que cimentan las instituciones sociales, culturales y políticas. La empatía es clave para la convivencia entre individuos, pues permite relacionar sentimientos con la experiencia y la memoria, para poder así entender a otros seres humanos.

No es pues, poca cosa la proyección del sufrimiento ajeno como propio. La empatía es un elemento esencial para que la sociedad no se convierta en un conglomerado de individuos incapaces de concebir a los otros como semejantes, con similar propensión a la alegría, al miedo, a la angustia, al sufrimiento.

La cobertura televisiva de la guerra inició con un amplio optimismo sobre la fácil imposición de los aliados “convencidos”. Esta cobertura se caracterizó por el despliegue de la fuerza de más de mil bombas “inteligentes” que cayeron sobre lugares predeterminados en Bagdad y el impacto que éstas provocaron al régimen de Sadam Husein. La expectativa era que las tropas aliadas iban a ser recibidas por la población civil con flores y arroz en agradecimiento a su liberación de la tiranía de Husein. Esto no se ha cumplido hasta el momento, a pesar de que muchos iraquíes han expresado animadversión hacia su líder, y muchos también se han rendido a las fuerzas aliadas. Aún con esto, el despliegue de bombas y equipo militar por parte de los aliados ha predominado en las pantallas del televisor en lugar de las flores y el arroz.

Las bajas de los aliados comenzaron debido a un accidente con un helicóptero en Kuwait y a un misil de “fuego amigo” que derribó un avión británico, pero no había reportes sobre pérdidas humanas en combate y las bajas civiles en Irak aún representaban un número muy bajo para ser noticia en multimedia.

Pero durante el pasado fin de semana, la cadena televisiva árabe, Al-Jazeera cambió el tono de la cobertura al mostrar imágenes de soldados norteamericanos muertos y otros hechos prisioneros, que habían sido transmitidas por la televisión iraquí. También Al-Jazeera mostró grotescas imágenes de civiles mutilados durante los bombardeos. La mayor parte de los medios de comunicación reaccionaron de manera negativa ante la disonancia que provocaron las imágenes de muerte, que violan la convención de Ginebra sobre los prisioneros de guerra. Aunque en esta particular guerra, los tratados internacionales han sido populares por no ser respetados y la condena a estas imágenes en palabras del Secretario de Defensa Donald Rumsfeld, no encontró eco suficiente en la comunidad internacional.

Las terribles imágenes de Al-Jazeera, así como la segunda aparición de Sadam Husein en televisión, fueron tan determinantes que provocaron bajas en la bolsa de valores. El acercamiento a la realidad de la guerra y al dolor humano como su íntimo horror, ha sido demasiado para el público de occidente. Después de la caida de la bolsa de valores, Wall Street negó licencia a los periodistas de Al-Jazeera para cubrir los vaivenes del mercado en vivo. La página electrónica de la televisora con sede en Quatar, fue atacada por llamados “hackers” y puesta fuera de servicio apenas iniciadas sus operaciones el pasado lunes. La sede de otra televisora en Irak fue bombardeada parcialmente y las transmisiones interrumpidas.

El veterano periodista Ted Koppel comentó desde Kuwait que en tiempos de guerra, es necesario enfrentar la verdad del horror para entenderlo. Mal hicieron las televisoras de este país en planear sus reportajes como video-juegos y trivializar lo que una guerra entraña.

El inmaculado espectáculo tipo Super Bowl que quisieron montar de los primeros bombardeos, sepultó el factor humano debajo de los escombros de edificios y sitios bombardeados. En este caso, muchos espectadores recordábamos alarmados similares imágenes del horror del 11 de septiembre. Al pasar de los días, hemos visto que muchas de las bombas dieron en mercados, tiendas y en lugares que frecuentan civiles. Las bajas civiles ya comienzan a ser parte de los reportajes de televisión, aunque presumiblemente las hubo desde el principio.

En este caso los medios no estaban preparados para transmitir la tragedia humana y provocar la empatía de los espectadores al sufrimiento ajeno. Las terribles imágenes de Al-Jazeera, con todo lo indignantes que fueron, mostraron que la guerra no será una expedición de fin de semana y que la pérdida de la vida humana de los dos lados del combate, es el precio a pagar por el fracaso de la política.


Una versión de este artículo fue publicado en el diario La Opinión de Los Angeles en marzo del 2003.

Sin Estatuas La Inmortalidad Resulta un Disparate

El siguiente artículo de Carlos Monsiváis es una verdadera joya respecto a la celebración del Bicentenario de nuestra "independencia" (y aquí le hago al arte del inmarcesible entrecomillado, así como dice Monsi).


CARLOS MONSIVAIS
EL UNIVERSAL, 1 de julio, 2007

http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/37978.html


Simposio neoplatónico de estu-diosos del Estado, la Historia y la Celebración de Bicentenarios. Sesión plenaria.Tíbulo Godínez (politólogo): Yo creo, humildemente, que un plazo adecuado para formarse un juicio histórico objetivo es 400 años. Antes de ese lapso, no hay juicios que se puedan tomar en cuenta sobre los estadistas, hay opiniones ligeras, infundadas, volátiles, o, lo que es peor, populistas, es decir subversivas. Por eso, y en relación a los gobernantes que han guiado a esta República, propongo que se les declare a todos inmarcesibles, y no se revise su expediente definitivo sino dentro de dos siglos, cuando el pueblo se haya serenado.

Adulatio Romualdo (periodista entregado a la noble causa del entrecomillado): Esa es una idea genial. Otra es pedir que mientras llega el juicio histórico, iniciemos la venta de los Bonos del Ahorro Ideológico para acumular energía y nobleza de raciocinio. Bonos del Ahorro Ideológico. Usted se abstiene de pensar y México no se polariza.

Enjundioso Gómez (Brillante exponente de los ideales de castidad que dinamizarán la familia mexicana): Si se quiere entrarle al tema, estamos a la mitad del camino, a un paso del Bicentenario de la Independencia de la República, que 2010 acogerá en su santo seno. ¡Imagínense! Hace casi doscientos años el señor sacerdote Miguel Hidalgo abrió los ojos por vez primera.

Ramiro Villa Rica (Historiador de buena cuna aunque ya salió de ella y caminó un buen trecho): Quizás por la extrema juventud de sus cuarenta abriles, amigo Enjundioso, está algo confundido. El Bicentenario es el de la Independencia, el cura Hidalgo nació antes.

Enjundioso: Eso de nacer antes es protagonismo. Por decreto, los héroes deberían nacer el mismo día de sus hazañas para que fueran al mismo tiempo Padres e Hijos de la Patria... Como sea, propongo que el Bicentenario sea de puros festejos, y que las críticas, como se ha dicho, se pospongan dos siglos.

Ana Crónica (encargada oficial de la Crónica del Bicentenario): ¡Gran idea! ¡Nada de echarle nada en cara a Santa Anna, Porfirio Díaz y el PRI (éste último mientras no se apruebe la reforma fiscal).

* * *

Fúlgido Lumen (político de la vieja generación): De lo que se trata es de evitar las injusticias. Fíjense en el caso de don Abelardo Rodríguez, que fue Presidente de la República. Nadie lo reivindica como héroe patrio y sin embargo, sólo un irresponsable afirmaría que vendió Aguascalientes a los japoneses. Esa es la prueba de fuego. Si no hay documentación al respecto, don Abelardo es inocente, nunca vendió Aguascalientes a los chinos y nada más por eso merece una estatua... Ahora, como ya nadie lo recuerda, se le puede vender el espacio de la estatua a Wal-Mart.

Adámico Hervor (Empresario de la nueva generación y por ello mismo senador): Si de algo va a servir el Bicentenario es para darle empleo al taller de escultura cívica Don Sebas. ¡Estatuas para todos!

Ínclito Valet (memorioso de café): Un problema colateral es si procede o no levantarle estatuas en vida a los héroes gubernamentales, gobernadores, senadores y diputados incluidos. Por cierto, la definición de héroe: cobra en la nómina y con dignidad.

Adulatio: ¿Por qué va a ser un problema? Si son héroes merecen reconocimiento, y no hay reconocimiento sin pedestal, y el pedestal no sirve de nada sin la estatua. Y sin las estatuas nadie recordaría el origen histórico de los pedestales.

Ínclito Valet: Yo lo decía porque ha subido mucho el precio del cemento y el bronce. (Examina los rostros furiosos a su alrededor) Tiene razón, me retracto, me olvidé del negocio.

Efeméride Lustrosa (Reportera de sociales): Pero si debemos esperar que el juicio histórico llegue, y éste tarda dos siglos, ¿a qué hora no será precipitado levantar estatuas?

Adulatio: Que sean estatuas provisionales que duren siglo y tres cuartos. Ya cuando sea la época del juicio histórico las cubrimos. O a la mejor, Dios no lo quiera, las cubren nuestros descendientes. Si el juicio es positivo, se descorre el velo; si es negativo, se le cambia la cabeza al héroe por la de otro que aguarde turno.

Efeméride Lustrosa: ¡Qué bonito! Eso liquidará para siempre a las equivocaciones históricas. ¿Y cuáles serían los motivos de honra escultórica?

Fúlgido Lumen: Que salvó a la Patria en horas de angustia, que salvó a la Patria en horas de felicidad, que se olvidó de la Patria en horas de asueto, que construyó el México moderno, que restauró el México antiguo, que no hizo ninguna de ambas cosas, que soñó con un México justo, que tuvo pesadillas con un México injusto, que fue leal a su vocación republicana. Que se aprendió de memoria la Constitución de la República y luego murió de meningitis.

Adulatio: ¿Y cuántas estatuas serán necesarias para calmar la sed de gratitud de la Nación?

Lámpara Votiva: Calculen 102,604 por sexenio, con dos o tres reemplazos por accidente moral.

Todos (en voz baja): Qué bien hicimos en asociarnos en esta empresa de estatuaria cívica.

* * *

Aurora Descollante (politóloga, ex–priísta, ex–musa de la sociedad civil): Volvamos a lo del Bicentenario, hay que tener un proyecto, o por lo menos un anteproyecto, un croquis, un boceto, un lista de sillones ad hoc, algo. Démonos prisa porque como Poder Legislativo del partido en el poder representamos al Poder Ejecutivo e intuimos el Poder Judicial.

Todos: ¡De prisa, de prisa! ¡A corretear al tiempo!

Aurora Descollante: ¿Ya fijamos el plazo?

Adulatio: ¡Claro! De aquí a unos años nos vemos aquí mismo, pero ya tardecito.

* * *

Lámpara Votiva: ¿Y a qué héroes hay que darles prioridad?

Eterna Brega (Historiador e instructor de natación en el Popo): Aquí está mi lista: el virrey O’Donojú, Agustín de Iturbide, Lucas Alamán, López de Santa Anna (nos salvó de tener que gobernar Texas, California, Nuevo México, etcétera), Miramón, Maximiliano (conjunto escultórico), Mejía, Porfirio Díaz (tres conjuntos escultóricos), Francisco I. Madero (una banca en La Alameda), Miguel Alemán (seis conjuntos escultóricos y la reposición de la estatua en Ciudad Universitaria), Vicente Fox (un rancho escultórico y una megabiblioteca de bolsillo)...

Todos: ¡Gran catálogo! ¡Viva el Bicentenario!

Escritor

Conciencia y Guerra: El Leviatan en Boga


Werner Horvath Thomas Hobbes "Leviathan"


CONCIENCIA Y GUERRA:
El Leviatán en boga

(Publicado Originalmente en el periódico La Opinión 29 de diciembre 2002)

Hoy más que nunca es necesario someter la idea de la guerra a un fuerte escrutinio científico y generar nuevas formas de pensamiento que nos permitan comprenderla sin justificarla de forma mística o ideológica.
ANTONIETA MERCADO

El concepto de derecho internacional
carece de sentido si se interpreta
como un derecho para ir a la guerra.

Emmanuel Kant, La Paz Perpetua


En las últimas décadas los avances científicos han desafiado la vieja idea de que la conciencia humana era algo misterioso e impenetrable, discernible únicamente por revelaciones de iniciados que alcanzaban el éxtasis espiritual o por algunos magros triunfos del psicoanálisis. Los avances en neurología han demostrado que la conciencia es un fenómeno biológico que se puede estudiar directamente y lo más fascinante es que se puede estudiar desde otra conciencia.

Es casi cierto que inauguraremos este año nuevo con una guerra en contra de Irak y que muchos ven este suceso como inevitable, como una parte de la naturaleza humana que responde legítimamente con violencia a otra violencia real o imaginaria. Nuestros estados-nación modernos están constituidos por nociones sobre la naturaleza humana que provienen tanto de los clásicos como de la escuela del derecho natural, Rousseau, Hobbes, Locke, Montesquieu y Kant son algunos de los exponentes de esta escuela de pensamiento. Estos filósofos concibieron los fundamentos del Estado-nación a partir de hipotéticos estados naturales en los que el ser humano era inicialmente inocente y bueno (como el caso de Rousseau) o perverso (como en el caso de Hobbes).

La sociedad según la teoría del derecho natural, se forma por un contrato celebrado por individuos que renuncian a su estado original para constituir un poder social que les permita vivir en comunidad. Aquí la idea de Hobbes ha predominado en la constitución de nuestros modernos estados-nación. Esta teoría se basa fundamentalmente en la naturaleza violenta y perversa del ser humano que lo conduce a un permanente estado de guerra. De ahí la necesidad de un Leviatán o Estado que monopolice el uso de la violencia para garantizar la paz a los individuos que lo componen. El terrorismo es una forma de desafiar este contrato inicial al utilizar nuevamente la violencia original en contra del Estado y del bien común. Por eso es moralmente bueno erradicarlo con el uso de más violencia.

¿No será esta concepción de la guerra, la violencia y la naturaleza humana de la misma índole que el autoengaño milenario sobre la impenetrabilidad de nuestra conciencia? ¿De veras será inherente al ser humano la permanente condición de guerra? ¿O nos hemos autoengañado en una perpetua retroalimentación generada por la conciencia y difundida por la sociedad, la cultura y los medios de comunicación?

Quizá los motivos de la guerra sean más de carácter retórico que natural. Cuando la concepción del Estado moderno se basa predominantemente en los conceptos hobessianos en los que el ser humano es inherentemente malo y violento por naturaleza y predomina la famosa frase del Leviatán en la que se estipula que el hombre es el lobo del hombre, flaco favor se hace al lobo como al hombre al perpetuar ciegamente esta idea.

Cuando parece ser que el único recurso que nos queda es la guerra es cuando más necesitamos preguntarnos sobre la veracidad de nuestra predisposición a la violencia individual y colectiva. Recientemente se hizo un estudio en Francia y Estados Unidos en el que se preguntaba a varios centenares de jóvenes sobre la inevitabilidad de la guerra.

Aquellos que creían que la violencia era inherente a la naturaleza humana, tendían a pensar que la guerra era inevitable y a resignarse cuando esta aparecía. Por el contrario, aquellos que no creían en la guerra como un valor intrínseco, creían que sí se podía evitar. De igual manera, muchos de los miembros de grupos pacifistas, inician actividades en contra de la guerra como producto de la frustración y el enojo ante la violencia de estado.

También existe la creencia que la guerra es el mejor estado para demostrar valor, heroísmo y moralidad. Mientras que durante los periodos de paz el heroísmo se pierde en actos rutinarios y monótonos. Las guerras son periodos de alto contenido ideológico que sirven para generar traumáticos pero memorables eventos y gloriosas anécdotas que dan cuenta del valor y habilidades de los combatientes.

Todas estas creencias nos llevan a aceptar la guerra como inevitable y la paz como un estado transitorio entre guerra y guerra, en el que nos preparamos para un devenir heroico, o peor, como una utopía inalcanzable producto de ensoñaciones de pacifistas trasnochados. Después de todo los tiempos de paz no hacen tantas noticias y hay menos estatuas y monumentos para los héroes de la vida cotidiana. En tiempos de paz, los enemigos son menos evidentes, pero no menos letales. Nos cuesta trabajo galardonar el heroísmo de todos los días, los pequeños avances en el conocimiento de la humanidad son difíciles de expresar retóricamente, los estrategas de las batallas en contra del miedo, de la enfermedad, de la ignorancia, la pobreza o la discriminación, reciben menos loas que los estrategas de una gresca militar.

Quizá habría que repensar la guerra como una construcción social, como un acto consciente y no inherente al ser humano. Revertir la idea de que la guerra y la violencia son inevitables y estudiarlas como otros fenómenos antes tabú como la bioquímica de la conciencia. Hoy más que nunca es necesario someter la idea de la guerra a un fuerte escrutinio científico y generar nuevas formas de pensamiento que nos permitan comprenderla sin justificarla de forma mística o ideológica.

Tal vez necesitamos desarrollar otras fuentes para generar orgullo y gallardía, utilizando recursos similares a los que han propagado a la guerra como salvación del tedio y arena absolutamente necesaria de la manifestación del heroísmo humano. Quizá el conocimiento científico nos ayude a descubrir que la guerra es un pretexto para demostrar valor y fuerza y que necesitamos estados, gobiernos y sociedades que abandonen la idea hobbesiana y que vean los recursos de la violencia y la guerra como últimos y vergonzosos actos ajenos a nuestra naturaleza. Tal vez la retórica y la propaganda ayuden entonces a la ciencia a proliferar la noción de la guerra y la violencia como fenómenos sociales indeseables y por tanto evitables.

Antonieta Mercado se especializa en comunicación y análisis político.

Los Valores Familiares y la Economia

La Economía y la Apropiación de los Valores Familiares
Antonieta Mercado


En un automóvil en Los Angeles recientemente vi un pegote que decía: “Los Republicanos, Guardianes de los Valores Familiares”. Generalmente los políticos conservadores cimentan sus campañas en el fomento a la moral. Muchos de estos políticos ven con recelo a sus contrincantes liberales, que según ellos, no se preocupan por la sociedad y la familia.

El mismo presidente George W. Bush durante su campaña, utilizó preceptos morales como bandera política y recriminó los actos de su predecesor, William Clinton. El linchamiento de los conservadores hacia Clinton debido al escándalo Lewinsky, constituyó el reinicio de una cruzada política por los valores.

En una encuesta de la empresa Zogby después de las elecciones de noviembre pasado, los votantes identificaban al partido Republicano como el mayor promotor de los valores familiares. En California, el 42 por ciento de las personas creía que los republicanos se preocupaban por éstos, contra sólo el 31 por ciento de los demócratas.

El ex vicepresidente republicano Dan Qualye, criticaba hace unos años el programa Murphy Brown, en donde una mujer soltera y exitosa decidía tener un hijo sin casarse. Qualye decía que era un error mostrar un patrón distinto al de la familia tradicional: el padre, la madre y los hijos, porque esto perjudicaba los valores.

Para muchos conservadores la principal amenaza a la moral fue la aparición de movimientos feministas, homosexuales o por el derecho al aborto. Generalmente no asocian la estabilidad económica con la preservación de la unidad familiar y los valores. Valdría la pena determinar si el hecho de que el padre o la madre pierdan el empleo, afecta más a la unidad familiar, que enterarse que el vecino es homosexual.

Sin embargo, no hay una definición clara sobre lo que éstos valores significan y esto oscurece la discusión sobre los efectos de una economía sana en el bienestar familiar. Si entendemos la unidad y el sustento de la familia como condiciones necesarias para preservar la estructura de valores, comprobaremos que las políticas económicas de esta administración dejan mucho que desear al respecto.

Desde hace un par de años, la familia promedio en Estados Unidos ha visto amenazada su estabilidad económica. Esta merma fomenta la inestabilidad del espacio real en donde conviven los sujetos que personalizan la moral. Reconocer que es la familia la que resiente el impacto de las políticas económicas es tomar en cuanta el bienestar material de la sociedad.

En los últimos tres años, se ha perdido un trillón de dólares en pensiones para jubilados debido a la caída en la bolsa. Esta incertidumbre, aunada a los escándalos corporativos, ha costado millones de empleos que afectan directamente a los norteamericanos. El desempleo abierto pasó de 3.9 por ciento en octubre del año 2000 a 6.1 en este mes de junio. Aunque esta cifra podría bien rebasar el 10 por ciento, debido a las personas que han dejado de buscar empleo por desmotivación.

Los recortes de impuestos no han redundado en un repunte económico. Cuando se pidió una disminución a estos recortes después de la guerra, se eliminaron los cortes de impuestos a los pobres, pero las millonarias ganancias de los ricos quedaron intactas, como se había acordado en el paquete inicial.

Además, los recientes recortes en el presupuesto federal han sumido a muchos estados como California en un déficit incontrolable. Esto se ha traducido en el cierre de clínicas, servicios de emergencia y escuelas, así como el despido de maestros y trabajadores de la salud, mientras el magro presupuesto se destina a seguridad.

La incertidumbre económica en el nivel macro, genera diferentes tipos de problemas sociales. La micro esfera en donde estos problemas se manifiestan es la familia. Sus miembros tienen que vivir el desempleo o subemplearse, posponer tratamientos médicos, educación de los hijos, aplazar el retiro, buscar programas de asistencia. La economía cimentada en dos terceras partes en el gasto del consumo, tiene un lado perverso, pues la confianza es volátil y se genera por supuesto en la robustez o debilidad de la economía familiar, ni más ni menos.

Permitir el paulatino deterioro material de esta esfera social primaria que es la familia, desaparecerá la parcela de disputa de los aclamados valores. La próxima vez que algún político clame su defensa, habrá que preguntarle si tiene un plan concreto para la preservación de la economía y el bienestar social como condición previa para la aparición de los valores familiares que defenderá.

7/18/07

El Agro Mexicano, Debacle en el Aniversario del TLC

El Agro Mexicano, Debacle en el Aniversario del TLC
Antonieta Mercado

Diciembre, 2002

El pasado 9 de diciembre se reunieron en la ciudad de Washington, D. C. los ex primer mandatarios George Bush de Estados Unidos, Brian Mulroney de Canadá y Carlos Salinas de Gortari de México, para conmemorar los diez años de la firma del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica, que conformó uno de los bloques económicos más importantes del mundo. Cabe recordar que el TLC entró en vigor más de un año después de la firma, el 1 de enero de 1994, fecha en que también dio inicio el levantamiento de campesinos indígenas en Chiapas en protesta por la implementación del tratado. El conflicto en Chiapas, a la fecha sigue sin resolverse.

Según informes de la reunión, el balance general del TLC es positivo: George Bush –padre del ahora presidente George W. Bush— dijo que en Estados Unidos se crearon nuevos empleos de mejor calidad y no “huyeron” masivamente los empresarios al sur de la frontera en busca de mano de obra barata, como lo pronosticara el entonces candidato independiente a la presidencia y opositor del TLC, Ross Perot.

Brian Mulroney, también impulsor del TLC, estuvo de acuerdo con Bush y añadió que los vaticinios de desastre –que incluían la fuga de oportunidades y capitales de Canadá hacia México—nunca ocurrieron y que su país también se ha beneficiado del Tratado al diversificar su economía. Mulroney mencionó marginalmente prácticas desiguales por parte Estados Unidos, tales como los blindajes económicos a productos del campo.

El ex presidente mexicano Carlos Salinas, reconoció también los beneficios del Tratado para México, aunque no perdió oportunidad para aprovechar el foro y comentar sobre la política interna de su país y criticar a su sucesor, el último presidente priísta, Ernesto Zedillo, por los problemas económicos que enfrentó México durante la segunda mitad de los años noventa. Salinas mencionó que el TLC amortiguó la crisis económica mexicana causada por el llamado “error de diciembre de 1994” atribuido por Salinas a Zedillo.

Se puede decir que el TLC redujo la dependencia económica de México de la exportación de hidrocarburos al impulsar la exportación y puso a este país en posición de recibir la ayuda financiera estadounidense durante la fuerte crisis económica de 1995. Sin embargo, menos del 30 por ciento de los mexicanos reconoce avances sustanciales en la economía, de acuerdo con datos de una encuesta realizada por el Centro Internacional Woodrow Wilson, mientras 48 por ciento de los estadounidenses y 38 por ciento de los canadienses mencionaron que el TLC fue benéfico para la economía de sus países.

De acuerdo con datos del Banco Mundial, la producción per cápita en México se estancó en la última década y las exportaciones de manufacturas se deben principalmente a las empresas transnacionales que ubicaron sus plantas en México. Muchas de estas empresas han comenzado a emigrar a China, en donde la mano de obra es considerablemente más barata.

Aunque Carlos Salinas mencionó la urgencia de negociar un acuerdo migratorio en el marco del TLC, poco se dijo en el encuentro de una de las causas de la migración de mexicanos a Estados Unidos: la devastación del campo y las condiciones originales de negociación del tratado que pusieron en desventaja a los campesinos mexicanos que han sido obligados a competir con la poderosa industria agrícola norteamericana. El agro mexicano, que trabaja con tecnología pre-industrial y que utiliza riego de temporal, no ha superado las desventajas originales que enfrentaba al inicio del TLC.

La devastación del campo mexicano ha llevado a muchos campesinos a abandonar las actividades agrícolas y sus terruños y emigrar al norte, mientras los productos que podrían cultivar en sus parcelas, llegan del exterior a precios sin competencia. Esta situación ha acentuado el problema migratorio. Simplemente en la última década, que coincide con la firma del TLC, han emigrado más de tres millones de mexicanos a Estados Unidos, treinta por ciento más que en la década anterior, de acuerdo a datos del Consejo Nacional de Población, aunque se estima que la cifra es mayor.

Esto no es poca cosa, pues se ha puesto en juego la producción de alimentos y y el bienestar de la población. México, de haber sido un país relativamente autosuficiente en la agricultura apenas hace una década, ha pasado a ser dependiente de las importaciones, incluso de granos básicos. Recientemente el maíz, producto base de la alimentación nacional, se ha sumado a la larga lista de importaciones agrícolas.

No todos en México han sido afectados por este cambio económico, algunos intermediarios y empresarios importadores de alimentos han amasado considerables fortunas. Empresas mexicanas, tales como Maseca y Bimbo, que distribuyen alimentos y compran granos de trigo y maíz baratos en el exterior, se han beneficiado con la forma que ha tomado la producción agrícola en el marco del tratado. Mientras los campesinos productores de granos básicos, así como los piñeros y azucareros entre otros, carecen de incentivos y apoyos para competir con un mercado externo excesivamente protegido y financiado y de alta tecnología, como lo es el agro estadounidense.

Los productores agrícolas estadounidenses han utilizado el TLC en su beneficio y han bloqueado en muchos casos el flujo de productos mexicanos a este país. Un ejemplo claro es el caso del aguacate mexicano, producto casi ilegal en California, estado en el que los productores locales han bloqueado su importación con el argumento de constantes “plagas” en un producto con el que no pueden competir.

El anterior es sólo un ejemplo de dudosas prácticas de bloqueo y blindaje económico que no son sancionadas dentro del TLC. Esto se acentuará a partir del 1 de enero del 2003, al dar inicio la llamada “cuarta etapa” de este acuerdo comercial, en la que entrará en vigor la liberalización de aranceles en el sector agropecuario. Esta “liberalización” significa una sentencia de muerte para muchos productores mexicanos, sobre todo en el caso de los maiceros, que han perdido la esperanza de una recuperación.

El problema migratorio al que aludió Salinas en el aniversario de la firma del tratado, es una de las tantas caras que muestra el empobrecimiento de la población de México ante un modelo económico desfavorable que ni el “liberalismo social” que trató de revivir en su discurso en Washington, pudo combatir. Este tampoco es el único problema en la agenda pendiente ente México y Estados Unidos. El fracaso en el campo mexicano es la combinación de prácticas ilegales dentro del TLC y un excesivo optimismo de los beneficios de este acuerdo por sí sólo, así como el desdén de la política económica mexicana hacia agricultores. Mientras la política económica de México siga calificando como “avance” la proliferación de empresas importadoras de productos agrícolas y no implemente una efectiva defensa de sus campesinos productores, seguirá habiendo ocasión para observar el agravamiento del problema migratorio y recordar adaptaciones ideológicas del neoliberalismo que una vez más demuestra su ineficacia para mejorar los problemas del tercer mundo.


Este artículo apareció originalmente publicado en el diario La Opinión de Los Angeles, el 15 de diciembre del 2002

7/9/07

Las Utopías (Fábula)


Las Utopías*
Antonieta Mercado
San Diego, CA
Agosto 9 2007

Estaban dos utopías viendo hacia el horizonte, una, la romántica, veía en las puestas de sol la oportunidad de inspirar sueños de grandeza, de revivir esperanzas, de caldear ánimos de combate y preservación de honores añejos. La otra, de carácter realista no adjudicaba especiales atributos a las puestas de sol, eran para ella, sí, un espectáculo de la naturaleza en el cual la estética brillante de los rayos solares, le daba la oportunidad de concentrarse en los colores de la tarde y al final, ir tranquilamente, con los planes del siguiente día, a la cama. En eso, la utopía romántica le dijo a la realista: "necesitamos imbuir sueños épicos, esperanzas trascendentes que muevan cielo, tierra y universo cuando surjan, que la gente aspire a las más aventuradas ensoñaciones. Perder la razón o la vida por el amor a la mujer, a la patria o a cualquier otra cosa. Necesitamos batallas y rituales, generales con uniformes y doncellas esperándoles volver orgullosos del triunfo, o envueltos en el lábaro patrio vía al descanso eterno ganado con el honor de la justa. Muerte por convicción, épicas batallas con sus correspondientes rituales de glorificación.  Estamos cortos de sueños y los que se podían conseguir en los mass media, poco a poco han menguado su significado."
La utopía realista le dijo: "no me tome el pelo. Lo que verdaderamente necesitamos es un plan de acción razonable, un modelo de desarrollo ecuánime y mesurado, no sus sueños de grandeza que solo han traído infortunios y desilusiones. Necesitamos administrar acciones, balancear presupuestos, reparar daños. Hacer un plan para el progreso gradual. Este plan contará con medidas para reprimir los sueños de grandeza, los deseos de adoración y narcisismo. Además, como una prueba de nuestro compromiso con la mesura, proponemos la eliminación de los pedestales."

En esas estaban cuando llegó un sueño inoportuno y las increpó: ¿qué van a hacer ustedes por la humanidad? Las utopías han dejado de estar a la moda. Ya no se venden ni en barata. La gente simplemente ha dejado de creerlas. Han perdido su atractivo. Ni el dictador más fuera de sí propondría ahora una utopía cien por ciento romántica. Y en cuanto a ti realista, ni siquiera el director del Banco Mundial se atrevería a administrar un modelo falto de grandilocuencia. Seguiremos alternando entre las dos, pero no se llamarán utopías nunca más. La última utopía totalizadora se produjo en la Unión Soviética, y miren lo que pasó después: Stalin se encargó de borrar a los utópicos de las fotos poco a poco, a medida de que los eliminaba del mapa también."

Las dos utopías se miraron fijamente, ante la contundencia del sueño inoportuno, aceptaron su condición transitoria y su contexto contemporáneo de anquilosamiento. Una vez aliviadas de la carga de inspirar proyectos de vida y muerte, las utopías decidieron invertir sus pensiones de retiro en la bolsa. Contentas las dos adquirieron acciones en The Happiest Place on Earth para ver, por lo menos, algunos de sus anteriores sueños llevados a la práctica aunque fuera en maqueta. La inversión tuvo mucho éxito y las utopías se retiraron millonarias a vivir una vida disipada.

* Fábula inspirada en el Catecismo para Indios Remisos de Carlos Monsiváis.

5/21/07

El Piporro

Este es un artículo que escribí hace tiempo en Super-Mexicanos, sobre el coloso Piporro. La pelona parca impidió que nos siguieramos comunicándo por vía "barca de guaymas" como él me escribió en un emilio allá por el 2003.Se le extraña, sobre todo por acá por sus chulas fronteras del Norte.

Adios a El Piporro
Antonieta Mercado
10 de septiembre 2003

El Coloso de Rodas no rodó y el Partenón no se partió, pero Eulalio González “Piporro” ya nos dejó. Estudiante frustrado de Medicina, contador titulado sin ejercer, periodista cómico y actor, cantante que llegó al alma del pueblo. El Piporro murió el pasado primero de septiembre, a los 81 años, su edad real. Su edad comercial fue 50 años y su edad funcional 30, según él. En estos días se han escrito semblanzas enteras sobre su vida y su obra y muchos que desde niños escuchábamos sus pícaras interpretaciones norteñas, hemos lamentado su deceso.

Ranchero del rancho y norteño del norte, con su incursión en internet, con su página personal www.piporro.com y sus conocidos “chats” con sus admiradores, era uno de los pocos veteranos artistas que podía ser considerado “global del globo”. Don Eulalio González no cabía en su asombro con la capacidad de esta nueva tecnología a la que dedicaba varias horas al día “navegando, como él mismo lo expresó, aunque él no haya diseñado su propia página, sino un estudiante de Baja California llamado Ernesto Sánchez Valenzuela. Muchos de sus admiradores que vivimos fuera de México, agradecimos profundamente esta incursión en el mundo virtual de don Eulalio, pues en su página se pueden escuchar canciones, leer reseñas y enviar mensajes, algunos de los cuales contestaba él mismo, pues se mantuvo activo hasta el final.

Nació en Los Herreras, Nuevo León y vivió en distintas ciudades fronterizas a lo largo de su vida. Fue un niño que se crío a la orilla de un río, pero ese río fue el Río Bravo y alguna vez llegó a pensar que si cruzaba ese río, la vida se acababa del otro lado, sin embargo cruzó y el resultado fue un gran aporte a la cultura popular mexicana, al retratar la realidad de los migrantes y su influencia en el norte de México en su particular estilo. Uno de los primeros artistas populares, después de Tin Tan, que incluyó la experiencia migratoria en sus canciones y sus películas, cuando la cultura centralista mexicana daba la espalda a esta innegable realidad.

Piporro nos contó la historia de Natalio Reyes Colás (o Nat King Cole), en una de las primeras canciones populares con tema migratorio. Natalio cruzó el río bravo, cambió su nombre y adquirió el gusto por el rock and roll, sin perder sus tradicionales polkas norteñas. También supimos de la insistente muchacha que quería “le ayudara en la pasada” al otro lado, en “Chulas Fronteras del Norte” canción emblemática de su obra musical.

Eulalio González se inició en el cine en los cincuentas, al lado de Pedro Infante en la película “Ahí viene Martín Corona” en la que hizo el papel de un viejito llamado “Piporro” cuando apenas tenía 28 años. De allí se le quedó el sobrenombre con el cual se hizo famoso. Su obra consta de más de cuarenta películas, entre ellas El Bracero del Año, Espaldas Mojadas, El Rey del Tomate, El Mariachi Desconocido o El Tragabalas, así como un sinnúmero de polkas, redobas, corridos y uno que otro rock and roll ranchero con su peculiar y jocoso estilo.

Decía que uno de los propósitos de sus intervenciones al cantar corridos populares fue la de “desmitificar al héroe que estos presentaban”. El Ojo de Vidrio, El Corrido de Agustín Jaimes, Rosita Alvirez y otras interpretaciones recibieron esta forma de enmarcación con sus vibrantes comentarios entre estrofas. Al final no quedaba otro remedio más que reirse a carcajada limpia, con la solemnidad de las trágicas letras del corrido y la lúdica presentación en voz de Piporro, de las posibles razones o consecuencias de la tragedia.

A mediados de los años noventa, pasada ya la época de sus mayores éxitos, la obra de El Piporro recobró relevancia en el discurso de la realidad de la cultura mexicana debido entre otras cosas a que se reconoció la importancia de la diversidad regional sobre la realidad demográfica y cultural del país. En esta época es cuando escribe su Autobiogra…júa y su Anecdotaconario (nombre en honor a la canción de El Taconazo), obra en la que da cuenta de esta diversidad.

El grito de Ajúa, fue su marca de presentación desde el día en que no pudo alcanzar una nota para una canción y en lugar de parar gritó “Ajúa” para completar el tono. Este grito también se asocia con la personalidad abierta y sincera del norteño en la expresión de: ¡Arriba el Norte….Ajúa!

Según el escritor mexicano Carlos Monsiváis, en la época que describe Piporro en su Autobiogra…júa, se pensaba que México era una única nación y que nada era distinto de la cultura del centro, sin embargo las anécdotas, historias y refranes que contiene esta obra, desmienten este mito de unificación nacional en torno al centro.

La realidad es que México es étnica y culturalmente diverso y la figura arquetípica de El Piporro definió ciertas características de la personalidad y el habla norteñas, así como el constante intercambio con “el otro lado” de los habitantes fronterizos y de otros migrantes del país que pasaban por el norte de México hacia Estados Unidos. El Estilo verbal de El Piporro, sincero, festivo, plagado de refranes, irónico; matizó esta experiencia que compartió con nosotros de manera singular, entre taconazo y taconazo.

Antonieta Mercado es asistente de investigación en la Universidad del Sur de California.




http://www.supermexicanos.com/piporro/piporro.htm

5/20/07

El Mito de Sísifo






El mito de Sísifo


Albert Camus




Los dioses habían condenado a Sísifo a empujar sin cesar una roca hasta la cima de una montaña, desde donde la piedra volvería a caer por su propio peso. Habían pensado con algún fundamento que no hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza.
Si se ha de creer a Homero, Sísifo era el más sabio y prudente de los mortales. No obstante, según otra tradición, se inclinaba al oficio de bandido. No veo en ello contradicción. Difieren las opiniones sobre los motivos que le convirtieron en un trabajador inútil en los infiernos. Se le reprocha, ante todo, alguna ligereza con los dioses. Reveló sus secretos. Egina, hija de Asopo, fue raptada por Júpiter. Al padre le asombró esa desaparición y se quejó a Sísifo. Éste, que conocía el rapto, se ofreció a informar sobre él a Asopo con la condición de que diese agua a la ciudadela de Corinto. Prefirió la bendición del agua a los rayos celestes.

Por ello le castigaron enviándole al infierno. Homero nos cuenta también que Sísifo había encadenado a la Muerte. Plutón no pudo soportar el espectáculo de su imperio desierto y silencioso. Envió al dios de la guerra, quien liberó a la Muerte de manos de su vencedor. Se dice también que Sísifo, cuando estaba a punto de morir, quiso imprudentemente poner a prueba el amor de su esposa. le ordenó que arrojara su cuerpo sin sepultura en medio de la plaza pública. Sísifo se encontró en los infiernos y allí irritado por una obediencia tan contraria al amor humano, obtuvo de Plutón el permiso para volver a la tierra con objeto de castigar a su esposa. Pero cuando volvió a ver este mundo, a gustar del agua y el sol, de las piedras cálidas y el mar, ya no quiso volver a la sombra infernal.

Los llamamientos, las iras y las advertencias no sirvieron para nada. Vivió muchos años más ante la curva del golfo, la mar brillante y las sonrisas de la tierra. Fue necesario un decreto de los dioses. Mercurio bajó a la tierra a coger al audaz por la fuerza, le apartó de sus goces y le llevó por la fuerza a los infiernos, donde estaba ya preparada su roca. Se ha comprendido ya que Sísifo es el héroe absurdo. Lo es en tanto por sus pasiones como por su tormento. Su desprecio de los dioses, su odio a la muerte y su apasionamiento por la vida le valieron ese suplicio indecible en el que todo el ser dedica a no acabar nada. Es el precio que hay que pagar por las pasiones de esta tierra. no se nos dice nada sobre Sísifo en los infiernos. los mitos están hechos para que la imaginación los anime. Con respecto a éste, lo único que se ve es todo el esfuerzo de un cuerpo tenso para levantar la enorme piedra, hacerla rodar y ayudarla a subir una pendiente cien veces recorrida; se ve el rostro crispado, la mejilla pegada a la piedra, la ayuda de un hombro que recibe la masa cubierta de arcilla, de un pie que la calza, la tensión de los brazos, la seguridad enteramente humana de dos manos llenas de tierra. Al final de ese largo esfuerzo, medido por el espacio sin cielo y el tiempo sin profundidad, se alcanza la meta. Sísifo ve entonces como la piedra desciende en algunos instantes hacia ese mundo inferior desde el que habrá de volverla a subir hacia las cimas, y baja de nuevo a la llanura. Sísifo me interesa durante ese regreso, esa pausa. Un rostro que sufre tan cerca de las piedras es ya él mismo piedra.

Veo a ese hombre volver a bajar con paso lento pero igual hacia el tormento cuyo fin no conocerá. Esta hora que es como una respiración y que vuelve tan seguramente como su desdicha, es la hora de la conciencia. En cada uno de los instantes en que abandona las cimas y se hunde poco a poco en las guaridas de los dioses, es superior a su destino. Es más fuerte que su roca. Si este mito es trágico, lo es porque su protagonista tiene conciencia.

¿En qué consistiría, en efecto, su castigo si a cada paso le sostuviera la esperanza de conseguir su propósito?. El obrero actual trabaja durante todos los días de su vida en las mismas tareas y ese destino no es menos absurdo.

Pero no es trágico sino en los raros momentos en se hace consciente. Sísifo, proletario de los dioses, impotente y rebelde conoce toda la magnitud de su condición miserable: en ella piensa durante su descenso. La clarividencia que debía constituir su tormento consuma al mismo tiempo su victoria. No hay destino que no venza con el desprecio.

Por lo tanto, si el descenso se hace algunos días con dolor, puede hacerse también con alegría. Esta palabra no está de mas. Sigo imaginándome a Sísifo volviendo hacia su roca, y el dolor estaba al comienzo. Cuando las imágenes de la tierra se aferran demasiado fuertemente al recuerdo, cuando el llamamiento de la dicha se hace demasiado apremiante, sucede que la tristeza surge en el corazón del hombre: es la victoria de la roca, la roca misma. La inmensa angustia es demasiado pesada para poderla sobrellevar. Son nuestras noches de Getsemaní.

Sin embargo, las verdades aplastantes perecen al ser reconocidas. Así, Edipo obedece primeramente al destino sin saberlo, pero su tragedia comienza en el momento en que sabe. Pero en el mismo instante, ciego y desesperado, reconoce que el único vínculo que le une al mundo es la mano fresca de una muchacha. Entonces resuena una frase desesperada: «A pesar de tantas pruebas, mi edad avanzada y la grandeza de mi alma me hacen juzgar que todo está bien». El Edipo de Sófocles, como el Kirilov de Dostoievsky, da así la fórmula de la victoria absurda. La sabiduría antigua coincide con el heroismo moderno. No se descubre lo absurdo sin sentirse tentado a escribir algún manual de la dicha. «¿Cómo? ¿Por caminos tan estrechos...?». Pero no hay más que un mundo. La dicha y lo absurdo son dos hijos de la misma tierra. Son inseparables. Sería un error decir que la dicha nace forzosamente del descubrimiento absurdo. Sucede también que la sensación de lo absurdo nace de la dicha. «Juzgo que todo está bien», dice Edipo, y esta palabra es sagrada. Resuena en el universo y limitado del hombre. Enseña que todo no es ni ha sido agotado. Expulsa de este mundo a un dios que había entrado en él con la insatisfacción y afición a los dolores inútiles. Hace del destino un asunto humano, que debe ser arreglado entre los hombres. Toda la alegría silenciosa de Sísifo consiste en eso. Su destino le pertenece. Su roca es su cosa. Del mismo modo el hombre absurdo, cuando contempla su tormento, hace callar a todos los ídolos.

En el universo vuelto de pronto a su silencio se alzan las mil vocecitas maravillosas de la tierra. Lamamientos inconscientes y secretos, invitaciones de todos los rostros constituyen el reverso necesario y el premio de la victoria. No hay sol sin sombra y es necesario conocer la noche. El hombre absurdo dice que sí y su esfuerzo no terminará nunca. Si hay un destino personal, no hay un destino superior, o, por lo menos no hay más que uno al que juzga fatal y despreciable. Por lo demás, sabe que es dueño de sus días. En ese instante sutil en que el hombre vuelve sobre su vida, como Sísifo vuelve hacia su roca, en ese ligero giro, contempla esa serie de actos desvinculados que se convierten en su destino, creado por el, unido bajo la mirada de su memoria y pronto sellado por su muerte. Así, persuadido del origen enteramente humano de todo lo que es humano, ciego que desea ver y que sabe que la noche no tiene fin, está siempre en marcha. La roca sigue rodando.

Dejo a Sísifo al pie de la montaña. Se vuelve a encontrar siempre su carga. Pero Sísifo enseña la fidelidad superior que niega a los dioses y levanta las rocas. Él también juzga que todo está bien. Este universo en adelante sin amo no le parece estéril ni fútil. Cada uno de los granos de esta piedra, cada trozo mineral de esta montaña llena de oscuridad forma por sí solo un mundo. El esfuerzo mismo para llegar a las cimas basta para llenar un corazón de hombre.

Hay que imaginarse a Sísifo dichoso.