10/1/07

Identidad Latina/Mitos y Realidades

Señas de identidad latina
Mitos y realidades
Antonieta Mercado
Marzo, 2004

Publicado Originalmente en La Nueva Era,
Los Angeles, California, 15 de marzo 2004


Los inmigrantes en Estados Unidos decidieron llegar a este país porque sus países de origen se volvieron intolerables, por eso una vez aquí, deben olvidarse de sus orígenes y adoptar la cultura dominante para lograr así el sueño americano. Más o menos en eso consiste el mito de la integración o “melting pot”, que estipula como requisito fundamental rechazar la cultura propia y adoptar la del país huésped. Es claro que esto es solamente un mito y que este país está constituido por tantas creencias, valores e idiosincrasias como grupos de inmigrantes. Si bien de los colonos de Inglaterra que llegaron en el Mayflower, deriva una gran parte de la identidad cultural de esta nación, aquellos fueron seguidos por olas más o menos constantes de inmigrantes alemanes, turcos, irlandeses, italianos, judíos de todas partes del mundo, indios, asiáticos y latinos. Para no hablar de los esclavos negros que fueron traídos de Africa para los colonos y los indígenas nativos del continente. Con una composición tan diversa, la identidad americana ha sido comprensiblemente difícil de definir.

El politólogo Seymour Martin Lipset declara como el mayor componente de la identidad americana, no la tradición como en casi todos los países de occidente, sino el liberalismo y su consecuente individualismo. El liberalismo ha creado una identidad futurista, en la que se supone que los individuos que integran esta sociedad trabajan para el futuro.

Los Latinos en Estados Unidos, por otra parte constituimos un grupo cultural en el cual la tradición y el pasado juegan un papel muy importante tanto para la cohesión interna como para la integración. En las comunidades latinas, la familia más que los individuos, ha probado su fortaleza al sobrevivir las vicisitudes de la migración y de la existencia en dos lugares distintos. Muchas organizaciones de migrantes latinos funcionan como una extensión de estas familias.

En las últimas décadas, la población latina ha crecido hasta convertirse en la primera minoría de este país. Mucho de este crecimiento se debe a la migración, sesenta por ciento de los latinos son inmigrantes. Con este crecimiento también ha aumentado el uso del idioma español, que se reproduce y cambia tanto en los medios de comunicación hispanos como en la familia, la escuela y la sociedad, haciendo de este país el quinto en el mundo de habla hispana, después de México, Argentina, España y Colombia.

Samuel Huntington politólogo conservador, en un artículo llamado “El Desafío Hispano” publicado recientemente en la revista Foreign Policy, definió la identidad Americana como el apego a la religión protestante, a los valores anglosajones y al uso del idioma inglés. En su artículo Huntington argumenta que los latinos, especialmente los mexicanos por ser el grupo más numeroso, constituimos una amenaza para la democracia de este país, principalmente por la conservación de la religión católica y el idioma español. Otras razones que esgrime en contra de los latinos son la fuerte identidad cultural, la fortaleza de la familia y “la razón histórica” de que los mexicanos puedan reclamar los territorios perdidos durante la guerra México-Estados Unidos de mediados del siglo XIX. En su categorización, Huntington sugiere que los latinos no han adquirido la identidad americana, porque no han repudiado la propia, y en esto supuestamente consiste la amenaza latina.

La tradición, la cultura y los valores han sido importantes para los inmigrantes latinos, en ciertas circunstancias les han permitido adaptarse a la diferencia y transformar a las sociedades receptoras adaptando valores y costumbres, sin abandonar del todo los propios.

Ciertamente el argumento de Huntington va en camino de crear un enemigo en donde no lo hay y la fabricación de demonios, como el propio Huntington lo dijo en otro de sus trabajos, sí ha formado parte del imaginario americano por lo menos durante el pasado siglo. La “integración pacífica” que sugiere Huntington cuando se refiere a los primeros inmigrantes europeos, es un deseo utópico de homogeneizar el pasado para convertirlo en mito. La integración vía humillación y satanización, nunca ha garantizado la convivencia pacífica ni la fácil definición del tan difícil concepto de la identidad americana.

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