California: Nueva Ola Anti-inmigrante en California
Antonieta Mercado
Agosto 2003
La recesión en la economía, el difícil camino hacia la recuperación, y sobre todo la lucha anti terrorista que comenzó a partir del 11 de septiembre del año 2001, han trazado el escenario propicio para el surgimiento de otra ola de discriminación en contra de los inmigrantes. Muchas de estas actitudes antiinmigrantes, se han dirigido contra la población de origen Latino, y especialmente mexicano.
Las olas de discriminación en contra de inmigrantes han coincidido históricamente con periodos de incertidumbre económica o política. Ese fue el caso durante los años de la Gran Depresión cuando inmigrantes provenientes de México y ciudadanos estadounidenses de origen mexicano fueron deportados debido a los altos niveles de desempleo. Con esta medida se aseguraba que los trabajos fueran reservados para los “nativos”.
Al principio de la década de los noventa, aparejado a la recesión económica en California, comenzó un fuerte clima anti-inmigrante, especialmente enfocado hacia los mexicanos indocumentados. Buena parte de este fue propiciado por el ex gobernador republicano Pete Wilson y la infame propuesta 187 que ordenaba privar de servicios educativos y de salud a los inmigrantes indocumentados residentes en el estado. Esta propuesta fue inicialmente popular debido a que se promovió como una alternativa para evitar que los migrantes “robaran los trabajos que corresponden a los ciudadanos” y también “utilizaran los servicios públicos del gobierno”.
Si algo bueno tuvo la propuesta 187 fue que propició un poderoso motivo de organización para los latinos, generando mayores niveles de participación en la política del estado. Los mexicanos, uno de los grupos con niveles de nacionalización más bajos, comenzaron a volverse ciudadanos y a votar en las elecciones. Los niveles de movilización de los mexicanos, que componen la mayor parte de la población latina del estado, fueron en buena medida causas de que el partido republicano perdiera la gubernatura de California.
Los latinos se convirtieron en una población cortejada por políticos de ambos partidos y vista como determinante de elecciones. Sin embargo, esta aparente “luna de miel” no ha sido motivo para evitar el resurgimiento de actitudes anti-inmigrantes que coinciden con disminuciones en el auge de la economía nacional y con la emergencia económica en California.
Sin embargo, en semanas recientes, se arreció el ataque por parte de legisladores del partido republicano a la expedición de matrículas consulares de México a sus ciudadanos en Estados Unidos. La propuesta Hostettler, Gallegly y Tancredo pide restringir la expedición de documentos de identificación hecha por gobiernos extranjeros a sus ciudadanos en Estados Unidos, a condición, entre otras cosas, de que éstos gobiernos proporcionen listas de residentes al gobierno americano. La propuesta que ya fue aprobada en la Cámara baja, todavía está pendiente para aprobarse en el Senado.
Esta flagrante intromisión en asuntos de un gobierno huésped se hace con la errónea creencia de que las matrículas consulares constituyen un documento migratorio y no lo que son: un documento de identificación. Muchas agencias en este país aceptan ya la matrícula como identificación para abrir cuentas bancarias y realizar otros trámites importantes para los que se verían imposibilitados muchos mexicanos que viven aquí y que carecen de documentos oficiales de identificación.
Por otra parte, recientemente se publicó un libro llamado Mexifornia: un Estado en Transformación, escrito por un profesor de la Universidad Estatal de California en Fresno, Victor David Hanson. Este profesor, que no es un experto en migración, sino en literatura e historia militar, escribió este visceral ensayo plagado de imprecisiones.
Según él, los mexicanos han llegado a romper la supuesta armonía de la que gozaba su pueblo, llamado Selma en el norte de California, al igual que en todo el estado. Este libro no solamente es el recuento de supuestos incidentes protagonizados por mexicanos que según el autor, “irrumpen constantemente en su propiedad” sino de “irresponsables inmigrantes mexicanos que utilizan los servicios del estado y obtienen todos los beneficios de éste” como lo describe Hanson sin mostrar información empírica que lo sustente.
El autor afirma cosas tan disparatadas como la “injusticia” de que el hijo de una mujer inmigrante que nace en tierra estadounidense, es un ciudadano de este país, mientras que en México la ciudadanía no la da el nacimiento si se nace de padres extranjeros. ¡Nada más alejado de la realidad!
Hanson hace una crítica visceral del multiculturalismo, al que llama “chauvinismo étnico” y que según él, está conduciendo a California a un desastre nacional. Ni qué decir de su encono en contra del bilingualismo, otro de los demonios que denuncia, plagan a la sociedad norteamericana y tiene su origen en la migración, sobre todo la mexicana. Menciona que los inmigrantes están invadiendo el estado debido a una alianza tácita entre la derecha y la izquierda, la primera para obtener mano de obra barata y la segunda para obtener miembros en sus grupos de activistas. La immigración de México, dice, “es una bomba de tiempo que puede destruir a la sociedad entera”.
La aparición de este libro hubiera sido suficientemente inocua si no hubiera también aparecido un artículo hace unas semanas en la sección de opinión de Los Angeles Times del propio autor con el título de Mexifornia: Una Tragedia en Ciernes (Mexifornia: A Tragedy on the Making). También el citado libro se encuentra desplegado para su venta en las novedades de librerías tan importantes como Barnes & Noble.
Este ensayo encierra una profunda ignorancia sobre el fenómeno migratorio, sobre la migración mexicana en el estado y también exhibe (unas veces velada y otras abiertamente) un rechazo racista hacia los mexicanos.
Para completar el panorama, el pasado primero de agosto, agentes de migración aprehendieron y deportaron a un grupo de cinco personas que hacían fila afuera del Consulado de México en San Diego. Esta aprehensión es una clara violación a la Convención de Viena, que establece que los gobiernos sedes darán las facilidades para que los gobiernos huéspedes atiendan a sus conacionales. Esta aprehensión, aunque no se ha dicho abiertamente, tiene una clara conexión con la polémica sobre las matrículas consulares, pues las personas detenidas iban a tramitar documentación en el consulado.
Estas actitudes y hechos obtienen cierta legitimidad en este momento en el que la lucha anti-terrorista se ha convertido en buen pretexto para revivir añejos odios. Los latinos y mexicanos en el estado de California, así como en toda la nación, debemos tomar nota de estos incidentes, y utilizar nuestra fuerza política, que no sólo se constriñe a lo electoral, sino a la movilización política y la organización para contrarrestar esta incipiente ola antiinmigrante, que amenaza con convertirnos nuevamente en los chivos expiatorios de las debacles económicas y políticas del momento.
Una versión más corta de este artículo fue publicado con el nombre de ‘MEXIFORNIA’, DE VICTOR DAVID HANSON: Una profunda ignorancia, en el periódico La Opinión de Los Angeles, el 12 de agosto del 2003
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