Photo by Antonieta Mercado. Tijuana-San Diego Border
La Apuesta Binacional
Antonieta Mercado
Originalmente publicado en La Nueva Era,
Los Angeles, CA. 29 de Febrero, 2004
Contrario a lo que suele creerse los inmigrantes construyen esferas sociales, culturales, cívicas, políticas e incluso recreativas en las que incorporan elementos de su cultura original y de la cultura dominante en el país huésped, creando con esto organizaciones y comunidades que facilitan su funcionamiento en la sociedad receptora, sin necesidad de concebir la integración como una manera de romper con sus orígenes y adoptar las costumbres del lugar de residencia.
A medida que los medios de transporte y comunicación se tornan más eficientes, la disyuntiva de escoger entre el país de origen y el de destino, es menos relevante, permitiendo la viabilidad de comunidades binacionales, que mantienen vínculos con los lugares de origen y destino de sus habitantes.
Un ejemplo ilustrativo del fenómeno binacional, es la organización de clubes de oriundos entre los mexicanos residentes en Estados Unidos. Los integrantes de los clubes de oriundos, tienen como característica una prolongada o definitiva estancia en el país huésped. Por otra parte, su experiencia migratoria ha sido lo suficientemente larga para crearles la necesidad de buscar vías de participación social, cívica y cultural. Los inmigrantes temporales o con menos años de residencia en este país, no se organizan en asociaciones en la misma medida que otros con residencia prolongada o definitiva.
Razón de Ser de los Clubes de Oriundos
Según Felipe Cabral, presidente de la Federación de Clubes de Zacatecanos del Sur de California, organización que cuenta con clubes que iniciaron sus actividades desde hace más de treinta años en la ciudad de Los Ángeles, la principal razón de ser de los clubes es mejorar la calidad de vida en las comunidades del país de origen, para que “los paisanos que se quedan allá no sufran las carencias que nosotros sufrimos”. Sin embargo, la organización en las comunidades en Estados Unidos genera un enorme potencial humano nada desdeñable si se toma en consideración que muchas veces los migrantes son vistos como grupos carentes de facultades para la participación cívica.
El desarrollo que han propiciado los inmigrantes mexicanos en algunas de sus comunidades de origen es indudable: se han construido caminos, escuelas, presas, puentes, obras públicas, se han remodelado edificios, plazas, centros cívicos y religiosos, incluso se han construido estadios en pueblos alejados de las grandes ciudades. Si en estas comunidades los clubes de oriundos han propiciado el desarrollo económico, sus esfuerzos de organización en las comunidades receptoras, han generado la creación de redes de ayuda que tienen el potencial de activarse en situaciones de necesidad, como ya lo hicieron al enfrentar políticas antiinmigrantes como la propuesta 187 en California a mediados de la pasada década, o en movilizaciones más recientes como la Marcha por los Derechos de los Inmigrantes, que atravesó el país y llegó hasta Washington, o el recién anunciado Programa de Trabajadores Temporales en la Casa Blanca, evento al que fueron invitados varios líderes de los clubes de oriundos.
Estas redes que se forman como consecuencia de la actividad filantrópica, pueden propiciar un nuevo concepto del desarrollo cívico, una vía para indirectamente involucrarse en la vida social, cultural y política de sus lugares de residencia.
Preservación de la Cultura
Las principales actividades locales de clubes y federaciones tienen que ver con la preservación de la cultura y los valores sociales y familiares, tales como la organización de fiestas cívicas y religiosas a las que se convoca a toda la comunidad. Desde luego se realizan actividades para recaudar fondos y así concretar las obras antes citadas, estas actividades van desde banquetes, rifas, hasta el establecimiento de concursos de belleza o competencias deportivas que a la vez integran a miembros de la segunda generación de inmigrantes ya nacidos aquí.
Dentro de las actividades locales de los clubes, existen las relacionadas con necesidades que la comunidad inmigrante enfrenta en el país huésped, tales como falta de atención médica o ayuda en caso de emergencias, como la muerte de algún familiar o amigo, así como también la asesoría en cuestiones legales y migratorias. Recientemente, la Federación de Zacatecanos instituyó un fondo de becas para estudiantes que necesiten terminar su carrera. También existe ya un fondo especial para proporcionar despensas mensuales a familias necesitadas aquí en Estados Unidos.
Estas actividades, con frecuencia pasan inadvertidas para el resto de la población, pues los principales medios de comunicación no las reportan en su cobertura, pero esto no quiere decir que no estén sucediendo. Así como a lo largo de varias décadas, llegó un momento en que el trabajo de los clubes de oriundos en sus comunidades de origen ya no pudo ser ignorado por el gobierno y los medios, está llegando el momento en que las actividades locales y transnacionales de los migrantes aquí en Estados Unidos, alcancen notoriedad y se aprecie su importante contribución a la vida cultural y cívica de esta nación.
(Una versión de este artículo apareció en la Revista MX Sin Fronteras del mes de Abril que se publica en Chicago Ilinois).
I live in two countries, which entail at least two dominant forms of conceiving organized society. These two countries entail a multiplicity of societies, cultures and identities on them, that do not remain contained but communicate with each other and with other worlds. I have discovered that I do not live in two worlds, but in a multiplicity of liminal spaces from where I can observe how fragile and futile it seems the dominant construction and policing of borders and difference.
No comments:
Post a Comment