I live in two countries, which entail at least two dominant forms of conceiving organized society. These two countries entail a multiplicity of societies, cultures and identities on them, that do not remain contained but communicate with each other and with other worlds. I have discovered that I do not live in two worlds, but in a multiplicity of liminal spaces from where I can observe how fragile and futile it seems the dominant construction and policing of borders and difference.
7/20/07
La Television y la Guerra
La Televisión y la Guerra:
La apuesta por la empatía electrónica.
Antonieta Mercado
Marzo 2003
Una vez que comenzaron los ataques de Estados Unidos y Gran Bretaña contra Irak, las principales cadenas de televisión nacional únicamente cambiaron los alarmantes rótulos en los que anunciaban su inminencia desde hacía varios meses, por los nuevos en que se anunciaba que la guerra había comenzado.
Los bombardeos de los primeros días fueron espectaculares, las llamadas bombas inteligentes centelleaban en las tomas de noche en el cielo de Bagdad. Las imágenes del horror, del fuego y la destrucción asemejaban de manera asombrosa a las que hace año y medio circularon también por el mundo tras los ataques del S-11 en Nueva York y Washington.
La especulación sobre la posibilidad de que Sadam Husein haya muerto o haya resultado herido en el primer bombardeo, sigue siendo parte de los boletines de los medios, incluso después de las dos apariciones televisivas del líder iraquí.
Sin embargo durante varios días no hubo informes de muertes de civiles o “daño colateral” como se le llama en la jerga militar. En los primeros días del conflicto, los televidentes que buscamos información sobre las pérdidas humanas no pudimos evitar navegar ilusoriamente de un programa a otro para encontrar únicamente las imágenes de guapas anunciadoras y acicalados comentaristas que con la sonrisa a flor de labios notificaban sobre las ganancias en la bolsa de valores con la certidumbre de un posible triunfo rápido sobre Irak.
Estas eran las primeras impresiones de la guerra más anunciada de la historia: el despliegue tecnológico y la ausencia del elemento humano.
Según Antonio Damasio, neurólogo de origen portugués, la empatía es una de las emociones sociales más importantes, pues entraña la capacidad de ponerse en el lugar de los demás y sentir el sufrimiento ajeno como propio. Según Damasio, la empatía juega un papel muy importante en la elaboración de códigos de ética y leyes que cimentan las instituciones sociales, culturales y políticas. La empatía es clave para la convivencia entre individuos, pues permite relacionar sentimientos con la experiencia y la memoria, para poder así entender a otros seres humanos.
No es pues, poca cosa la proyección del sufrimiento ajeno como propio. La empatía es un elemento esencial para que la sociedad no se convierta en un conglomerado de individuos incapaces de concebir a los otros como semejantes, con similar propensión a la alegría, al miedo, a la angustia, al sufrimiento.
La cobertura televisiva de la guerra inició con un amplio optimismo sobre la fácil imposición de los aliados “convencidos”. Esta cobertura se caracterizó por el despliegue de la fuerza de más de mil bombas “inteligentes” que cayeron sobre lugares predeterminados en Bagdad y el impacto que éstas provocaron al régimen de Sadam Husein. La expectativa era que las tropas aliadas iban a ser recibidas por la población civil con flores y arroz en agradecimiento a su liberación de la tiranía de Husein. Esto no se ha cumplido hasta el momento, a pesar de que muchos iraquíes han expresado animadversión hacia su líder, y muchos también se han rendido a las fuerzas aliadas. Aún con esto, el despliegue de bombas y equipo militar por parte de los aliados ha predominado en las pantallas del televisor en lugar de las flores y el arroz.
Las bajas de los aliados comenzaron debido a un accidente con un helicóptero en Kuwait y a un misil de “fuego amigo” que derribó un avión británico, pero no había reportes sobre pérdidas humanas en combate y las bajas civiles en Irak aún representaban un número muy bajo para ser noticia en multimedia.
Pero durante el pasado fin de semana, la cadena televisiva árabe, Al-Jazeera cambió el tono de la cobertura al mostrar imágenes de soldados norteamericanos muertos y otros hechos prisioneros, que habían sido transmitidas por la televisión iraquí. También Al-Jazeera mostró grotescas imágenes de civiles mutilados durante los bombardeos. La mayor parte de los medios de comunicación reaccionaron de manera negativa ante la disonancia que provocaron las imágenes de muerte, que violan la convención de Ginebra sobre los prisioneros de guerra. Aunque en esta particular guerra, los tratados internacionales han sido populares por no ser respetados y la condena a estas imágenes en palabras del Secretario de Defensa Donald Rumsfeld, no encontró eco suficiente en la comunidad internacional.
Las terribles imágenes de Al-Jazeera, así como la segunda aparición de Sadam Husein en televisión, fueron tan determinantes que provocaron bajas en la bolsa de valores. El acercamiento a la realidad de la guerra y al dolor humano como su íntimo horror, ha sido demasiado para el público de occidente. Después de la caida de la bolsa de valores, Wall Street negó licencia a los periodistas de Al-Jazeera para cubrir los vaivenes del mercado en vivo. La página electrónica de la televisora con sede en Quatar, fue atacada por llamados “hackers” y puesta fuera de servicio apenas iniciadas sus operaciones el pasado lunes. La sede de otra televisora en Irak fue bombardeada parcialmente y las transmisiones interrumpidas.
El veterano periodista Ted Koppel comentó desde Kuwait que en tiempos de guerra, es necesario enfrentar la verdad del horror para entenderlo. Mal hicieron las televisoras de este país en planear sus reportajes como video-juegos y trivializar lo que una guerra entraña.
El inmaculado espectáculo tipo Super Bowl que quisieron montar de los primeros bombardeos, sepultó el factor humano debajo de los escombros de edificios y sitios bombardeados. En este caso, muchos espectadores recordábamos alarmados similares imágenes del horror del 11 de septiembre. Al pasar de los días, hemos visto que muchas de las bombas dieron en mercados, tiendas y en lugares que frecuentan civiles. Las bajas civiles ya comienzan a ser parte de los reportajes de televisión, aunque presumiblemente las hubo desde el principio.
En este caso los medios no estaban preparados para transmitir la tragedia humana y provocar la empatía de los espectadores al sufrimiento ajeno. Las terribles imágenes de Al-Jazeera, con todo lo indignantes que fueron, mostraron que la guerra no será una expedición de fin de semana y que la pérdida de la vida humana de los dos lados del combate, es el precio a pagar por el fracaso de la política.
Una versión de este artículo fue publicado en el diario La Opinión de Los Angeles en marzo del 2003.
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