Esta parábola se encuentra disponible con la voz de Carlos Monsiváis, acompañada del flautista Horacio Franco en podcast en el servidor de la UNAM. Es una verdadera joya.
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Parábola de la virgen provinciana y la virgen cosmopolita
Carlos Monsiváis
Una virgen provinciana viajó a la gran ciudad a despedirse de su proveedor anual de obras pías que creía tener una leve enfermedad. Mientras lo buscaba, una virgen cosmopolita se desconcertó ante su aspecto conventual y misericordioso. "¿Tú qué sabes hacer?", le preguntó con arrogancia. Tímida, la provinciana contestó: "Nunca tengo malos pensamientos, y sé hacer el bien, y me gusta consolar enfermos y..." La cosmopolita la miró de arriba abajo: "¿Y en cuántos idiomas te comunicas con los ángeles?" Reinó un silencio consternado. Animada por el éxito, prosiguió la feroz inquisidora: "¿Puedes resumirme tu idea del pecado en un aforismo brillante?" Tampoco hubo respuesta. Exaltada, segura de su mundano conocimiento de lo divino, gritó la virgen cosmopolita: "¡Que me parta un rayo si ésta no es la criatura más dejada de la mano de Dios que he conocido!" Se oyó un estruendo demoledor y a su término la virgen cosmopolita yacía en el suelo, partida literal y exactamente en seis porciones. Con un rezo entre dientes, la virgen provinciana se despidió con amabilidad de los restos simétricos, prometiéndose nunca desafiar, ni por broma, a cielo alguno.
Translation to English
El Nuevo Catecismo para Indios Remisos
Parable of the provincial and the cosmopolitan virgins
Carlos Monsivais
Translation: Antonieta Mercado
A virgin from the country side traveled to the big city to say her farewells to her yearly provider of pious deeds, who she believed was a bit ill. While she was looking for him, a cosmopolitan virgin got annoyed with the provincial virgin’s humble and merciful looks. What do you do? Asked the cosmopolitan arrogantly. Timid, the provincial virgin answered: “I never have bad thoughts, and I know how to do good deeds, I like to help the sick and…” The cosmopolitan virgin looked at her from head to toe saying: “and how many languages do you use to communicate with the angels?” There was a total silence. Encouraged by her success, the inquisitorial virgin continued: “Could you tell me your idea of sin in a brilliant aphorism?” There was no response either. Excited, proud of her worldly knowledge of divinity, the cosmopolitan virgin shouted: “I will be damned if this is not the most stupid creature that I have ever known!” After that there was lightening and thunder, and at the end, the cosmopolitan virgin was lying at the floor, torn to exactly six symmetrical pieces. Whispering a prayer, the provincial virgin kindly said good bye to the symmetrical remains of the other virgin, promising never to challenge the heavens, not even as a joke.
From the Catechism for Unwilling Indians
2 comments:
Antonieta, gracias por la versión en línea de este bello texto; debe decir "misericordioso" e "idiomas", creo.
¡Tienes razón! Una disculpa por los errores de dedo.
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