En una gira en la que promueve su disco "Vinagre y Rosas" Joaquín Sabina criticó a Felipe Calderón, llamando "ingenua" la lucha contra las drogas a sabiendas de que las fuerzas del "orden" mexicanas están coludidas con el crímen organizado. Bien por Sabina, quien dió una declaración valiente, a juzgar por lo que le pasó al cantante Manu Chao, cuando se refirió al conflicto de Atenco como "terrorismo de Estado" el año pasado. Autoridades gubernamentales intimidaron a Manu Chao, argumentando que violaba el artículo 33 constitucional y podría ser expulsado de México. Debido a la talla de Joaquín Sabina, y al innegable peso de sus palabras, el gobierno calderonista sólo se limitó a negar la afirmación de "ingenuidad". Incluso Calderón mismo dijo que le dolían las declaraciones de Sabina y que la lucha "antidrogas" ha beneficiado al país.
Ese "beneficio" seguramente es visto en la imaginación y en el círculo político de Calderón, en el cual seguramente se tiene planeado que en la guerra anti-narco, también se acabe con los pobres "desapareciéndolos" para que sean verídicas las declaraciones del Secretario de Hacienda que afirma hoy temos la mitad de pobres de los que había en 1995. Si contamos que en tres años han caído unas 22,000 personas en esta Guerra contra el narco que Sabina critica, entonces si aceleran un poco más los asesinatos e injusticias, seguro cumplirán su objetivo de acabar con México. ¡Es de dar pena y miedo! Si el consumo de drogas no fuera un crímen entonces no habría guerra qué perseguir. Valiente Sabina. Espero constituya una voz a la cual se le haga caso. Entre más gente sea agraviada en esta guerra, más difícil será pararla.
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