Identidad
Ser Mexicano de Aquí y de Allá.
Antonieta Mercado
Junio 2007, Revista MX Sin Fronteras
En diciembre pasado llegué a la Ciudad de México a visitar a mi familia, después de casi un año de no haber ido al terruño. Una amiga mía nacida en estos lares, me acompañó, porque quería visitar el centro de México, atraída por las mil y una actividades y atracciones que ofrece la ciudad. Justamente cuando llegábamos, vía el metro a la explanada del Zócalo, caminando hacia la gigantesca asta bandera de la plaza de la constitución, mi amiga me dijo que esta experiencia era muy interesante para ella. Sobre todo porque por primera vez, vivía la experiencia del mexicano como miembro de una nación, no solo de un grupo étnico o minoría, como es el caso en Estados Unidos.
Mi amiga nació en Ilinois, y dice que en los últimos años, su pueblo, que había sido más o menos uniforme en población blanca y negra, se estaba llenando de Latinos, especialmente mexicanos.
Para mí, fue algo revelador. Muchos de ustedes podrán decir que ya se habían percatado de esto, pero también para muchos de nosotros que crecimos en un solo país y que emigramos ya en la vida adulta, nuestra identidad está íntimamente relacionada con nuestro sentimiento nacionalista, alimentado este por las instituciones que promueven la cultura y los valores sociales propios de un determinado país.
Bajo esta perspectiva, la identidad está íntimamente relacionada con la nacionalidad, aunque sean cosas distintas. Muchos de nosotros que crecimos en México, y que únicamente en la última década hemos experimentado la vida binacional, la mexicanidad la entendíamos como si fuese algo inherente, un derecho y práctica indiscutible de nuestra comunidad, un estado del ser.
Sin embargo la identidad es variable y se construye día con día, de acuerdo a las circunstancias, a los obstáculos, a la gente, a las fronteras, a las instituciones, a los gobiernos. Esa fue una gran lección para mí, porque siendo la identidad algo que me apasiona como objeto de estudio, no había reflexionado seriamente que la mexicanidad en México es nacional, mientras en los Estados Unidos es étnica, o multi-étnica para decir la verdad. En cierto sentido, es una identidad territorial, pero tampoco constreñida por los límites fronterizos, porque va más allá de éstos.
El sociólogo, Manuel Castells dice que la identidad tiene tres componentes: la identidad como legitimación, que viene de arriba hacia abajo promovida principalmente por instituciones que buscan consenso; la identidad como resistencia, que es proyectada por actores que se encuentran en situaciones de desventaja y muchas veces de sobajamiento; y la identidad como proyecto, que es la que se construye cuando los actores sociales elaboran un sentido del ser a partir de los elementos culturales que tienen a su alcance. Generalmente la identidad como proyecto también tiene elementos de las otras dos, pero es algo más, es como Castells lo dice: un proyecto. Y un proyecto siempre implica dedicación y trabajo.
Esto me hizo pensar en las organizaciones mexicanas en el exterior, en los activistas, los escritores, los miembros de la comunidad que se organizan en torno a un proyecto en común, y en su relación con los dos países, México como Estados Unidos. Por un lado, muchas instituciones gubernamentales de ambos países, han proclamado la minoría de edad de los grupos migrantes y la necesidad de “protegerlos”, “educarlos” ,“integrarlos”, “hacerlos ciudadanos”, “administrar sus remesas”, etc .
Por otro lado, también están los grupos de migrantes que se sienten acosados (las más de las veces con razón) por las fuerzas del estado y de la cultura dominante, sobre todo en su lugar de residencia y se aferran o descubren su identidad nacional como defensa. Esto a sabiendas de que esta identidad también es huidiza y en cierto momento, fue opresiva, pues muchos, paradójicamente, identificándose como nacionales mexicanos, tuvieron que emigrar en busca de un futuro mejor para su familia y para su nación.
La identidad como proyecto es más flexible, es digamos, un estado intermedio en el que las instituciones son invitadas por el actor social (en este caso el migrante), pero su legitimación no es indispensable para la existencia de los migrantes, y si es cierto también que muchos de estos grupos se crearon de forma reactiva para “resistir”, a partir de esa resistencia la identidad se ha modificado. También en este caso, mientras se construye el proyecto de identidad, la alienación inicial es más llevadera, pues está alimentada con la solidaridad de pertenecer a un grupo, a una comunidad.
El hecho de que existan foros de reflexión sobre la identidad, en este caso la identidad Mexicana en ambos lados de la frontera, tiene algo provechoso. Interroga formas tradicionales de pertenencia. No se pertenece exclusivamente a un sitio, y tampoco se abandona el otro. Las actividades binacionales del migrante mexicano, son un desafío para las nociones de nacionalismo a la antigüita. Es decir, el migrante se mueve entre dos nacionalismos y entiende a la perfección sus mitos, sus leyendas, sus historias. Al entenderlos los cuestiona, los modifica y los adapta para su vida. No se integra en un lado, para desintegrarse en el otro, sino que vive los dos lados simultáneamente.
Esto no quiere decir que la identidad de los que están de un solo lado del nacionalismo esté en peligro. Muchos no han tenido la oportunidad de salir físicamente de su territorio, o si lo han hecho, no se han dado la oportunidad de vivir una doble o triple identidad. Eso sí, con el contacto con migrantes, la identidad exclusivamente nacionalista se enriquece, se elabora, se abre a otras identidades y costumbres. La identidad como legitimación, o de arriba hacia abajo, o la de resistencia, que es más cerrada y coyuntural, puede convertirse en una identidad como un proyecto, abierto a nuevas expectativas y formas solidarias de organización y entendimiento humano. Los migrantes somos agentes constructores de este proyecto de identidad que más y más, define el mundo de nuestros días.
Antonieta Mercado es estudiante de doctorado en Comunicación en la Universidad de California en San Diego.
http://www.mxsinfronteras.com/mx42textos_publicados/mercado.html
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