A raíz de que se desató la histeria e incertidumbre por la nueva influenza que aqueja al mundo (una mezcla genética de virus de influenza aviar, porcino y humano), también se desató una guerra por la nomenclatura del padecimiento.
Dado que los primeros caso se dieron en México, con una concentración considerable en la Ciudad de México y su periferia, muchos se refieren a esta gripe como "la gripe Mexicana" ("the Mexican Flu"). Este fenómeno se ha dado sobre todo en Estados Unidos y Europa, aunque en Brasil se dice que la industria porcina ha discutido que el mejor nombre para este padecimiento sea "la gripe mexicana" ya que esta industria ha presentado considerables pérdidas porque ni siquiera el lobo quiere acercarse a los tres cochinitos ni para saludarlos de lejos, mucho menos consumir su carne. El cabildeo brasileño ha llegado incluso a la Organización Mundial de la Salud, ya que los industriales del puerco de Brasil, en voz de Pedro Camargo Nieto, le han recomendado a la mismísima Margaret Chan, dejar de referirse a la gripe porcina y mejor darle el nombre azteca. Camargo ha dicho a Reuters que "no hay un sólo cerdo en México con esta gripe" ya que la transmisión es de humano a humano.
Aún cuando también se ha confirmado por los expertos en salud que el contagio de esta gripe no ocurre por contacto con cerdos, ni por comer carnitas; a diferencia de la gripe aviar, que sí se transmite al comer o entablar relaciones amistosas con guajolotes o patos, la gente ha preferido extremar precauciones y no consumir cerdo. Esto por supuesto tiene a los industriales de este ramo muy preocupados por el nombre de la pandemia, y como dice le título del post: el que nombra primero, nombra dos veces. Para los industriales de la carne, es preferible que la gente se aleje de los mexicanos que de los cerdos, así es que se ha entablado una polémica considerable por el nombre de la peste. Al fin y al cabo, nadie consume carne de mexicanos ¿o sí?
En Estados Unidos hay gritos de alerta de algunos grupos antiinmigrantes (por supuesto!) llamados al cierre de la frontera y a la erradicación de todos los sospechosos de ser mexicanos, ilegales y por supuesto de traer la "gripe mexicana" a tan aseado país. Este tipo de discursos se han difundido sobre todo en la llamada "radio conservadora", con algunas voces bastante vitriólicas como Michael Savage, que ya construye toda una teoría conspiratoria de terrorismo a través de México. Por supuesto, se ha llamado a establecer restricciones para viajar a México, y también para cerrar la frontera. Como si el cierre físico de las fronteras detuviera al virus microscópico, o como si el estatus legal de las personas tuviera una relación directa con sus patologías virales.
Sin embargo, las medidas sanitarias en Estados Unidos no reflejan las tomadas en México: aquí no se han cerrado escuelas, y ni siquiera se manda a casa a los alumnos que tienen una gripe fuerte. Lo que sí se ha hecho, es estar alerta a los llamados de la OMS y se han difundido campañas para extremar precauciones (como lavarse las manos, por ejemplo).
Ante la desinformación y la zozobra, es muy fácil recurrir al arsenal de prejuicios que se tienen sobre los inmigrantes mexicanos para comenzar una vez más una cacería de brujas simbólica. Las estructuras de poder y de opresión, no se componen únicamente de políticas públicas, leyes o instituciones; generalmente éstas nacen de la representación simbólica que los individuos y los grupos sociales construyen día a día sobre un segmento de la población o respecto a un problema específico. La cultura, dicen los expertos, se forma con estas representaciónes cotidianas sobre la vida, se crea con la asignación agregada de nombres y significados, por eso es tan poderosa la herramienta del nombrar.
Los prejuicios están allí en el imaginario público, es fácil construir estas relaciones de catástrofe y temor y atribuirlas a los grupos marginales. Es fácil, y hasta reconfortante crear chivos expiatorios y sacrificarlos públicamente por el bien de "las mayorías".
Esperemos que este asunto de las nomenclaturas no termine en una guerra de cabildeos de los llamados "grupos de interés" por el nombre de esta ya declarada pandemia y que no haya ni chivos ni puercos ni minorías expiatorios.
Antonieta Mercado
Photo by Jin Ge